Domingo 27º del Tiempo Ordinario

- CICLO B -

Autor: Fr. Carlos Lledó López O.P.

 

 

     MEDITACIONES PARA EL AÑO LITÚRGICO

Guía didáctica apropiada para
Sacerdotes, Religiosos y Catequistas.

 


 

 DOMINGO VIGÉSIMO SÉPTIMO – CICLO B
                 
  

La meditación de los misterios gozosos del Rosario nos introduce en el hogar de Nazaret. Ahí encontramos el modelo del matrimonio cristiano y la fuente de unidad de la familia.
 

PRIMERA LECTURA. Génesis 2, 18-24.

La familia humana.

La familia humana tiene su origen en Dios Creador. Él ha hecho todas las cosas y les ha señalado un fin. Ha creado al hombre dotándolo de alma inmortal. Es sensible a la soledad del hombre que experimenta la necesidad de una compañía como él que le ayudase. Necesita de la mujer como criatura racional para que mutuamente se ayuden y complementen.

La Biblia describe la creación de la mujer sirviéndose de géneros literarios: el sopor y el sueño del hombre, la costilla, el trabajo de Dios y la creación de la mujer.

Dios ha creado a la mujer de la misma naturaleza racional que el hombre. Éste exclama al contemplarla: “¡Ésta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Su nombre será mujer porque ha salido del hombre.

Dios ha creado a la mujer de la misma naturaleza que el hombre para que sea su compañera y vivir complementariamente unidos. Es el matrimonio entre hombre y mujer, en comunión de alma y de cuerpo, para propagar la especie humana, educar a los hijos, esto es, para formar la familia humana según el plan de Dios...

Invocación mariana.

Santa María, Virgen y Madre: Tú formaste una verdadera familia con San José y el Niño Jesús en el Hogar de Nazaret. Infunde en nuestra sociedad el respeto al plan originario de Dios: el matrimonio uno y estable entre el hombre y la mujer, la procreación y la educación según el querer de Dios, el respeto a la vida desde la concepción hasta su fin natural, la familia que persevera unida en el dolor y en la alegría...
 

SEGUNDA LECTURA. Hebreos 2, 9-11.

La familia cristiana.

La familia cristiana es la que tiene su origen el Sacramento del Matrimonio. Cristo ha querido elevar la institución natural del matrimonio a la categoría de Sacramento (Cf. Mt.19, 6; Mc.10, 9)

La gracia propia del Sacramento del Matrimonio deriva de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo que es la fuente de todo bien.

Dios Padre quiere salvarnos por Jesucristo que nos ofrece el don de la gracia por medio de los sacramentos en la Iglesia. Por eso, los contrayentes han de realizar el sacramento del matrimonio en estado de gracia santificante, condición para recibir la gracia propia del sacramento y perseverar en ella. La gracia propia ayuda a la unidad, a la fidelidad, a la estabilidad, a la convivencia en tiempos fáciles y difíciles... a ser gozosamente fieles al plan de Dios. Des esta manera, el matrimonio se convierte en verdadera familia en Cristo.
 

Invocación mariana.

Madre de la gracia sobrenatural por ser la Madre de Cristo. Que los matrimonios se acerquen al altar en estado de gracia santificante para recibir la gracia propia del sacramento. Que se ayuden de la frecuencia de la Reconciliación, de la Eucaristía... para que reciban la conveniente ayuda sobrenatural.

 

TERCERA LECTURA. San Marcos 10, 2-16.

Propiedades del matrimonio.

Las propiedades del matrimonio son la unidad y la indisolubilidad. Así lo ha querido Dios en el Antiguo Testamento. Así lo confirma Cristo en el Nuevo: Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre.

La unidad que supone la fidelidad en el corazón y en el cuerpo, al que se opone el adulterio. La indisolubilidad que supone irrompible el vínculo matrimonial de por vida, al que se opone el divorcio.


 

Ser como niños.

Jesús nos invita a ser como niños y aceptar el Reino de los Cielos como ellos, para salvarnos. Los matrimonios son como niños cuando viven abandonados en la Providencia de Dios que nunca abandona a sus hijos. Aceptan el Reino de Dios como niños cuando son fieles a la gracia sobrenatural y ponen los medios para perseverar en ella.
 

Invocación mariana.

Madre y Reina del matrimonio y de la familia. Guarda en tu corazón a los matrimonios y a las familias cristianas para que vivan en gracia según las exigencias de la fe. Madre: dales la valentía que necesitan en medio del mundo que vivimos.

        





 
 


      Elaborado por Fr. Carlos Lledó López, O.P.