Domingo 9º del Tiempo Ordinario

- CICLO B -

Autor: Fr. Carlos Lledó López O.P.

 

 

     MEDITACIONES PARA EL AÑO LITÚRGICO

Guía didáctica apropiada para
Sacerdotes, Religiosos y Catequistas.

 


 

NOVENO DOMINGO – CICLO B
                 
 

    La Virgen María es modelo de fidelidad a los encuentros de oración en el Templo para escuchar y meditar la Palabra de Dios. Es una invitación a participar el día del Señor en la Santa Misa.

 

PRIMERA LECTURA Dt. 5, 12-15.


La santificación del día del Señor.

    Es un precepto divino santificar un día a la semana "dedicado al Señor tu Dios" por la oración y el descanso.

    En el Antiguo era el sábado para dar gracias por la creación y por la liberación del pueblo de la esclavitud de los egipcios.

    En el Nuevo Testamento, es el domingo, primer día de la Semana, recordando la Resurrección del Señor, su triunfo sobre la muerte, la liberación de la esclavitud del pecado, y la nueva creación en el orden de la gracia.

Forma parte del Decálogo (Ex.20, 8-12; D­t.5, 12-16).

    Es un mandato expreso de Dios: un precepto. Implica una grave obligación, a no ser que una causa seria, -o dispensa legítima­, excuse de su cumplimiento.

Invocación mariana.

    Virgen del Rosario, Tú que cumples la ley del Señor gozosamente, con amor, enséñanos a ser cumplidores del precepto de la participación en la Misa dominical con gozo y amor como encuentro con nuestro Padre Dios y con nuestros hermanos.
 

 

SEGUNDA LECTURA: 2ª Cor. 4, 6-11
 

La Santa. Misa, encuentro de acción de gracias.

    Damos gracias a Dios porque nos ha revelado su amor en el Hijo por obra del Espíritu Santo (Cf. Jo. 3, 16). Porque Cristo nos demuestra su amor hasta el extremo al instituir la Eucaristía (Cf. Jo. 13,1). Porque renueva incruentamente su muerte en la Cruz y nos ama como nadie puede amarnos (Cf. Jo. 15, 13) Porque nos invita al banquete de su cuerpo y sangre si estamos libres de pecado mortal.

La Santa Misa encuentro de luz.

    Damos gracias a Dios porque la Eucaristía es la luz de Cristo que penetra nuestros corazones y disipa las tinieblas del pecado por el perdón y la gracia.

    Es luz que podemos irradiar dando testimonio de la gloria de Dios reflejada en Cristo, del triunfo de la gracia sobre noso­tros, del amor fraterno.

La Santa Misa encuentro de fortaleza. 

    Porque nos da la fortaleza sobrenatural.

    A pesar del barro de nuestras imperfecciones, debilidades e inconstancias, de las circunstancias que nos rodean… Vamos triunfando por la fuerza de Cristo que se hace nuestra en la Comunión eucarística.

Invocación mariana.

    Virgen del Rosario. Tu estilo agradecido de vida es el Magnificat. Enséñanos a vivir dando gracias a Dios por las obras que realiza en nosotros.

 

TERCERA LECTURA Mc. 2,23-3.6
 

El espíritu del domingo.

    El domingo es el día del amor. Se renueva todo el amor que Dios nos tiene, que alcanza su cumbre en la pasión, muerte y resurrección de su Hijo. Por eso, los hijos de Dios nos reunimos en el templo para proclamar el amor de Dios manifestado en Cristo por obra del Espíritu Santo y proclamamos nuestro amor total a Dios sobre todas cosas.
 

    Al mismo tiempo, descansamos del trabajo material, se vive en familia, se visita a los enfermos, se atiende a los pobres.

Centrado en la Eucaristía.

    El domingo nos reunimos en el templo para escuchar la Palabra de Dios y orar en común como Cristo nos enseñó. Para recordar la prueba suprema del Amor con la renovación incruenta del sacrificio del Calvario y participar del banquete eucarístico debidamente preparados.

Invocación mariana.

    Santa María: tú que participaste privilegiadamente del sacrificio de tu hijo, estando junto a la cruz (Cf. Jo. 19, 25) enséñanos a centrar nuestra vida en la Eucaristía, sacrificio, comunión y tabernáculo.

  

        




 

 

 
 


      Elaborado por Fr. Carlos Lledó López, O.P.