SEMANA SANTA

Las Siete Palabras
 

 

 

   
 MEDITACIONES PARA EL AÑO LITÚRGICO

Guía didáctica apropiada para
Sacerdotes, Religiosos y Catequistas.

 




LAS SIETE PALABRAS

PRIMERA PALABRA


"PADRE, PERDÓNALOS, PORQUE NO SABEN LO QUE HACEN". (Lc.23,34).



PRONUNCIA Y REPITE ESTA PALABRA, MIENTRAS LO CRUCIFICAN, E INCLUSO, CRUCIFICADO.

“Padre…”: mientras era clavado en el patíbulum: en el suelo: al clavar las manos, los pies, el cuerpo... ofrece el dolor con amor misericordioso: "Padre...".

“Padre…”: cuando levantan el "patibulum": para ajustarlo al larguero (stipes). El reo sólo cargaba el patibulum.

“Padre…”: cuando queda levantado, enhiesto, los pies tocando, acariciando, la tierra, abrazando al mundo con sus brazos extendidos, inclinado el cuerpo amorosamente hacia nosotros...
“Padre…:” cuando recuerda… Recuerdo lacerante de un proceso injusto...

Con el pontífice Anás: se juega artificialmente con El (Jo.18,13) para no sé qué componendas. En casa del pontíf.ice Caifás: Simulacro de proceso, testigos falso, calumnias (Mt.26,59-63). Preguntado por su doctrina y discípulos... "Pregunta a los que me han oído". Y recibe un bofetón (Jo.18, 19-24). "Te conjuro por Dios vivo a que me digas si eres tú, el Mesías, el Hijos de Dios. Díjole Jesús: Tú lo has dicho...” Y comenzaron a escupirle, darle puñetazos, herirle en la cara... (Mt.26,63-69). Con el procurador Pilato: Lo toman por loco al afirmar su Realeza (Mt.27,11). Lo comparan burlescamente con Barrabás...(Mt.27,16-24). -Lo flagelan cruelmente y coronan con espinas (Mt.27,26-32).

“Padre… “ cuando contempla y escucha: A los curiosos que le injuriaban y movían la cabeza diciendo: “Tú que destruías y lo reedificaba en tres días, sálvate ahora a ti mismo: si eres Hijo de Dios, baja de esa cruz .(Mt.27,39-41. A los príncipes de los sacerdotes, escribas y ancianos: "Salvó a otros y a sí mismo no puede salvarse. Si es rey de Israel que baja ahora de la cruz y creeremos en El" (Mt.2¬7,41-42).

“Padre…” cuando contempla el mundo: Con nuestro pecado, somos causa de la pasión y muerte de Cristo. Pero Jesús nos perdona desde la Cruz: “Padre perdónalos…


CRISTO INTERCEDE ANTE EL PADRE DICIENDO:
“PERDÓNALOS PORQUE NO SABEN LO QUE HACEN”

Señor: perdona a los príncipes de los sacerdotes, a los magistrados y al pueblo: no quieren creer en Ti a pesar de tu doctrina de salvación confirmada por milagros.

Señor perdona y acoge a nuestro mundo: hay pasión, irreflexión, ignorancia, miedo... ¿Qué os ha hecho Cristo? Predicar el amor y la misericordia, curar a los enfermos, resucitar a los muertos, alimentar a los hambrientos, ofrecernos la Eucaristía... Pueblo mío, ¿Qué te hecho? ¿Por qué me tratas así? Jesucristo pide perdón por los pecado de todos los hombres, individuales y sociales.

Cristo es el único que puede perdonar y reparar la dimensión infinita del pecado contra Dios y que nos permite crear un mundo nuevo construido sobre el perdón, la reconciliación y el amor para que podamos vivir como hermanos.


CONCLUSIÓN.

Hijos de Dios, hermanos: convertíos del pecado. Convertíos al amor del Padre: que nos ama con un amor más fuerte que la muerte, que el pecado, que la debilidad

Nos acogemos a la Mediación de María, Madre y refugio de pecadores.

 


 

SEGUNDA PALABRA


"JESÚS, ACUÉRDATE DE MÍ CUANDO LLEGUES A TU REINO". "EN VERDAD TE DIGO, HOY ESTARÁS CONMIGO EN EL PARAISO" (Lc. 23, 42-43).


¿QUIÉNES ESTAN CRUCIFICADOS CON CRISTO?

Según los Evangelios: Dos malhechores (Lc.23,32.39). Dos bandidos, a la izquierda, a la derecha (Mt.27,38; Mc.15,27-28). -"Con Él crucificaron a otros dos...(Jo.19,18).

Según la historia (Flavio J.; Biblia com. 923): malhechores y salteadores: bandidos que asaltan a mano armada. Conducta que entonces se castigaba con la pena de muerte.

Y en el centro, Cristo: ¿ironía?, ¿burla? Nosotros, te adoramos, Cristo, y te reconocemos como nuestro Rey en el trono de la Cruz. Eres nuestro Dios.


QUÉ ACTITUD TIENEN.

Uno de los malhechores insultaba a Cristo (Lc.23,39; Mc.15,28;Is.53,12)

El otro (Mt.27,40-43), reprendía al que insultaba: quizás había sido testigo de la predicación y milagros de Cristo, acompaña y observa a Cristo en la vía dolorosa, en la crucifixión, en la cruz... Reconoce la pena que sufre. Se siente pecador. Dirige una oración de súplica con fe en el más allá: “Acuérdate de mí”.

La respuesta de Cristo es superior a lo pedido. “Hoy estarás conmigo en el Paraíso” , en el Cielo, en la: visión beatífica, viendo a Dios, feliz para siempre.


QUÉ SUCEDE EN EL CALVARIO.

Hay tres ajusticiados a muerte, tres crucificados, tres agonizantes.... Gestas es el signo de la rebeldía y la desesperación. Dimas es el signo de la conversión, de la penitencia y del arrepentimiento. Cristo, ejercicio del amor y la misericordia hasta el extremo...


ACTUALIDAD DE LA 2ª PALABRA.

En el misterio de la Iglesia, Cuerpo místico de Cristo, se reproduce lacerante el dolor de Jesús clavado en el centro de negaciones, contradicciones, confusiones.

Junto a la Iglesia hay también dos cruces: cada cual escoja la suya. Una especie de burguesía, falta de voluntad y constancia, parece que se instala en la vida de los bautizados que deberíamos vivir comprometidos. Tensiones a denunciar: falsa libertad, moral subjetiva-objetiva, natural-sobrenatural...

El Papa, dulce Cristo, sufre: dolores de pasión. Está crucificado en el centro. Junto a Él: todos sufrimos con sabor de crucifixión, a la izquierda o a la derecha. Unos quieren transformaciones que afectan a la fe... No es posible. Otros saben lo que está en juego, sufren, pero son cobardes y van cediendo... Todos, necesitamos centrarnos en la Cruz: con fe, humildad, obediencia, amor, caridad...gracia, confesión, mandamientos...

Tres cruces, tres condenados, tres posturas, ¿cual es la nuestra?.Gestas, irreductible, que presiona y amenaza... Dimas que pide perdón con humildad en el gran confesionario de la Cruz. Cristo que es Dios, Amor, Misericordia, el gran Perdonador con los brazos extendidos para perdonar y abrazar.
Acuérdate de mi, Señor, acuérdate de nosotros. Ábrenos las puertas del Paraíso. Sálvanos por intercesión de la Virgen del Rosario.
 

TERCERA PALABRA


JESÚS VIENDO A SU MADRE Y AL DISCÍPULO A QUIEN AMABA, QUE ESTABA ALLÍ, DIJO A LA MADRE: "MUJER, HE AHÍ A TU HIJO". LUEGO DIJO AL DISCÍPULO: "HE AHÍ A TU MADRE". Y DESDE AQUELLA HORA EL DISCÍPULO LA RECIBIÓ EN SU CASA" (Jo,19, 26-28).



AMBIENTACIÓN.

La escena tiene lugar poco antes de morir Cristo. Los soldados están sentados, haciendo guardia ( Mt.27, 36-41) Unas mujeres, entre las cuales estaban María Magdalena, y María la madre de Santiago el menor y de José, y Salomé estaban de lejos, el centurión les permite acercarse (Mc,15,40-42).

De pie junto a la Cruz, está María, la Madre de Jesús. La acompañan María de Cleofás y María Magdalena (Jo. 19,25). Podemos imaginar el dolor y la ternura de María abrazada a su Hijo.


AHÍ TIENES A TU MADRE.

Expresa la solicitud del Hijo por su Madre. La confía a Juan: cuídala como a tu madre. En el sentido pleno, expresa la ratificación y promulgación de la Maternidad espiritual de María que se inició en la Encarnación. Así lo confirma el Magisterio de la Iglesia.

"Jesucristo mismo, desde lo alto de su Cruz, quiso ratificar por un don simbólico y eficaz, la maternidad espiritual de María con relación a los hombres, cuando pronunció aquellas memorables palabras: Mujer, he ahí a tu hijo. En la persona del discípulo predilecto, confiaba también toda la cristiandad a la Stma. Virgen" (Pío XII, D.M. ; BAC,884).

"La Iglesia no duda en confesar esta función subordinada de María, la experimenta continuamente y la recomienda a la piedad de los fieles, para que apoyados en esta protección maternal, se unan con mayor intimidad al Mediador" (L.G.62).

"Así, pues, para gloria de la V. y consuelo nuestro, Nos proclamamos a Mará Santísima, MADRE DE LA IGLESIA, es decir, Madre del todo el Pueblo de Dios, tanto de los fieles como de los Pastores que la llaman Madre Amorosa, y queremos que de ahora en adelante sea honrada es invocada por todo el pueblo cristiano con este gratísimo título" (Pablo. VI, BAC.993).


CONCLUSIÓN.

Constituye un gozo grande y un consuelo para la Iglesia –para nosotros- tener a la Virgen María como Madre espiritual, invocarla y experimentar su protección continua. “Ofrezcan todos los fieles súplicas apremiantes a la Madre de Dios y Madre de los hombres, para que Ella, que ayudó con sus oraciones a la Iglesia naciente, también ahora, ensalzada en el cielo por encima de todos los ángeles y bienaventurados, interceda en la comunión de todos los santos ante su Hijo” para que todos nos reunamos felizmente, en paz y concordia, en un solo Pueblo de Dios para gloria de la Santísima e indivisible Trinidad (L.G.69)

Dios te salve María, Madre de Dios, Madre de la Iglesia, Madre nuestra. Ruega por nosotros.

 

CUARTA PALABRA


HACIA LA HORA DE NONA EXCLAMÓ JESÚS CON VOZ FUERTE DICIENDO: "Elí, Elí, lamá sabachtáni", QUE QUIERE DECIR: "DIOS MÍO, DIOS MIÍO, ¿POR QUÉ ME HAS DESAMPARADO?" (Mt.27,46).



Jesús pronuncia esta palabra poco antes de morir: hacia las tres de la tarde. Son los momentos finales. Jesús exclamó con fuerte voz: manifestación poderosa y consciente de todo el dolor de la cruz.

El grito de Cristo expresa el misterio del abandono y soledad que está experimentando en la Cruz. Cristo, personalmente es Dios. En un acto de su Omnipotencia ha querido hundir la parte inferior de su naturaleza h. en el dolor, y carga sobre sí la soledad que experimenta el hombre por el pecado. Ya lo inició en Getsemaní, expresando la profunda tristeza de su alma y sudando sangre. Ahora lo consuma en la Cruz con esta expresión de abandono y soledad supremos.

Cristo experimenta el abandono y la soledad ante el terrible dolor físico, ante el abandono afectivo de los suyos que han huido, que le han negado y le siguen de lejos, ante la negación de su fama y honor por las calumnias, las burlas, el desprecio. Lo llaman embaucador, alborotador, blasfemo, se rasgan las vestiduras, lo rechazan a gritos... Se está cumpliendo, Isaías53 y el Salmo 22.

Cristo está sólo y abandonado también, porque nosotros lo hemos dejado sólo con nuestro pecado personal: individual y colectivo. Huimos de la Cruz, que es como huir de Cristo y de su Iglesia.

¿Dónde están los bautizados que debían ser fieles a las exigencias del Bautismo con garra y fuerza, tratando de conquistar el mundo para Cristo y ser constructores de la nueva civilización del amor y la verdad?

¿Cómo queremos participar de la alegría de la resurrección sin participar del dolor, del amor, de la misericordia de Cristo en la Cruz?

Porque la Cruz es amor y misericordia, reclama conversión al amor, a la misericordia y dar testimonio ante el mundo necesitado de amor y misericordia.

A Cristo ya no le queda nada que sufrir: colmado el sudor de sangre, superado el triste está mi alma hasta la muerte, sólo le queda exclamar: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?".

Sufre el abandono cargando el abandono que experimentan los pecadores. Cristo es el fiador de la dimensión infinita del pecado. Cristo lo sabe y lo carga.

Todo lo que hay de roto en la humanidad de Cristo, es nuestro pecado individual, familiar, social... Nos sentimos abandonados: Dios mío...

Por el amor de Cristo crucificado y abandonado, conviértete de tu pecado: ama a Dios...

El pecado existe. También existe la muerte, el infierno, el cielo... convertíos... escucha a Cristo que grita el abandono que expresa tu pecado: “Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado....

Comprendedme, no podría presentarme tranquilo ante el tribunal de Dios si oyendo el grito ensordecedor de vuestro pecado en la voz agonizante y abandonada de Cristo, no os gritara: pecadores convertíos que vais a provocar una catástrofe... pecadores del mundo, convertíos.

El abandono de Cristo es causa de que nosotros no estemos abandonados. Nos obtiene la vida divina de la gracia, la presencia real de la Eucaristía, Dios en nosotros, nosotros en Dios.

Hay almas silenciosas en la Iglesia que viven unidas a Cristo. Almas víctimas que reparan, especialmente en la vida contemplativa de clausura. Enfermos y ancianos solitarios... Cristo, ahí las tienes, prolongan tu grito de abandono, que se hace aplicación de tu redención y nos llena de fe, esperanza y caridad.

La Virgen-Madre al oír la cuarta palabra, dice al Hijo: no estás sólo. Yo, tu madre, estoy contigo desde la Encarnación... Oremos a Cristo por medio de María que acompaña a su Hijo al pie de la Cruz.




 

QUINTA PALABRA


DESPUÉS DE TODO ESTO, SABIENDO JESÚS QUE TODO ESTABA YA CONSUMADO, PARA QUE SE CUMPLIESE LA ESCRITURA DIJO: "TENGO SED" (Jo.19,28).



LA VOLUNTAD DEL PADRE ESTÁ A PUNTO DE CUMPLIRSE.

Cumplir la voluntad del Padre ha sido la constante de Cristo: "Mi alimento es hacer la voluntad del q. me envió y acabar su obra" (Jo.4,34). Y la voluntad de Padre es la obediencia del Hijo hasta la muerte y muerte de Cruz.

Cumpliendo la voluntad del Padre, Cristo ha predicado las Bienaventuranzas (Mt.5, 1-13), ha pedido a sus discípulos que sean luz del mundo y sal de la tierra (Mt.5, 13-17) ha predicado el precepto del amor, la oración, el ayuno… ha denunciado las riquezas injustas, los falsos profetas… Se hace comprender por medio de las parábolas. Confirma su predicación con los milagros, pruebas de su divinidad.


CRISTO TIENE PRISA EN DECIR: TENGO SED.

Cristo tiene sed fisiológica, sed de agua natural. La sed que Cristo padece es abrasadora. El pajarillo tiene una charca para beber, las flores tienen el rocío, pero Cristo no tiene dónde beber ni quien le dé un poco de agua. La sed de Cristo es abrasadora además, porque ha perdido mucha sangre. ¿Quién tiene un poco de agua para Cristo? Lo único que le ofrecen es una esponja con un poco de vinagre.

Cristo tiene sed trascendente: honrar al Padre. y salvar a los hombres para cumplir la voluntad del Padre. "Así que salió (del Cenáculo) dijo Jesús: ahora ha sido glorificado el Hijo del hombre, y Dios ha sido glorificado en Él... (Jo.13, 31-32) porque se cumple la voluntad del Padre.

Honremos con Cristo al Padre: que Dios sea amado, que los hombres se amen como hermanos. Es lo más importante. Así glorificamos al Padre con Cristo.

Tengo sed: Es la expresión de nuestra propia sed. Estamos sedientos de Cristo, de Dios. Cristo nos ofrece el agua vida, la gracia santificante, desde la Cruz.

Y la Virgen-Madre repite con el Hijo: tengo sed, la sed que mis hijos, que nosotros, tenemos de Dios. Madre de los sedientos: danos a beber de Cristo.
 

SEXTA PALABRA


DIJO JESÚS: "TODO ESTÁ ACABADO"
 (Jo.19,30).



SE HAN CUMPLIDO LAS PROFECÍAS.

Isaías: Nacerá de una Virgen ((Is.7, 14). -La voz que clama: preparad los caminos al Señor (Is. 40,3). Miqueas: en Belén (Miq.5,2) Jeremías: lamentos y llantos (Jer.40,1; 31,15) ...que entraría triunfante en Belén sobre una borriquilla, vendido, padecer, morir...
Los salmos: 71: Los reyes ofrecerán sus dones. -21: burlas, lengua pagada, taladro y huesos, reparto rifa de vestidos y túnicas. -61: en mi sed me dieron vinagre.


COMIENZA A NACER LA IGLESIA al calor del Corazón de Cristo: "Un pueblo reunido en virtud de la unidad del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo (L.G. 4).

Todo está acabado: el plan del Padre se ha cumplido (L.G.2) La creación (Gen.1, 1-31). Dios manifiesta su bondad derramándola en las criaturas. La creación responde a un mandato de amor. El pecado original y la promesa de la redención

La obra del Hijo se ha cumplido (L. G. 3). Inauguró la obra de la Redención: "Y el Verbo se hizo carne" (Jo.1,14). Nos reveló el misterio de Dios: el Reino de los Cielos, invisible y visible, Las parábolas del Reino (Mt.13). Realizó y consumó la Redención con su obediencia hasta la muerte (Fil.2,8).

Nos convoca al amor y a la unidad en la Iglesia fundada por Él, simbolizada en el agua y sangre que brota de su costado (Jo.19,34); profetizada en el ser levantado y atraer todas las cosas (Jo.12,32). Renovado y realizado en el pan eucarístico (1ª Cor.10.17). Dejaos bañar en el agua que brota del costado de Cristo, dejaos atraer por la Cruz, alimentados por la Eucaristía.

La obra del Espíritu Santo (L.G.4): Pentecostés. Pone en marcha la Iglesia que aplica la Redención. Es la Iglesia peregrina. La Iglesia la formamos los bautizados porque somos miembros del Cuerpo de Cristo. Estamos llamados a ser santos, esto es, a vivir en gracias de Dios. Esta es nuestra responsabilidad: ser miembros vivos y activos, hacer Iglesia con la vida y el testimonio personal, individual y social. Tratamos de alcanzar la Iglesia celeste y decir con Cristo: Todo está acabado. Tratamos de hacer de nuestra vida un Sí para Cristo en lo vertical y en lo horizontal, amando a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos.


SUPLICA A CRISTO POR MARÍA.

 


 

SÉPTIMA PALABRA


JESÚS, DANDO UNA GRAN VOZ, DIJO: "PADRE EN TUS MANOS ENCOMIENDO MI ESPÍRITU" (Lc.23,46).



CRISTO DANDO UNA GRAN VOZ.

Adoramos a Cristo ante la expresión de su dominio sobre la vida y la muerte; de su libertad para poner o no la vida; de su obediencia hasta la muerte; de su entrega hasta el extremo.


CRISTO DIJO: PADRE.

Es la primera palabra que Cristo pronuncia al llegar a este mundo: "Padre, heme aquí" (Heb.10,7). Es la última palabra que Cristo pronuncia y la más repetida en el Evangelio
Padre. Expresa y contiene: Le intimidad e identificación del Hijo con el Padre.
Padre: que ésta sea nuestra última palabra que deseamos pronunciar identificados con Cristo, participando de su intimidad por el don de la gracia santificante.


PADRE: EN TUS MANOS ENCOMIENDO MI ESPÍRITU.

Expresa los sentimientos del Corazón de Cristo, que se han cumplido: nos perdona el pecado, nos comprende en nuestra ignorancia y debilidad, nos abre las puertas del Cielo, nos confía al calor de la Madre… Cristo me ha amado y se ha entregado por mí (Gal. 4, 20b).


CRISTO DICIENDO ESTO, EXPIRÓ.

Y nos quedamos acompañando a nuestra Madre la Virgen en su dolor, en su soledad y, sobre todo, en la esperanza cierta de la resurrección del Hijo.

 


 

NUESTROS SENTIMIENTOS AL PIÉ DE LA CRUZ.

Perdonar porque Cristo perdonó.
Abrirnos las puertas de Cielo construyendo una nueva civilización en la verdad y el amor.
Llenar el vacío de Dios con el compromiso de consagrar el mundo.
Vivir y morir en la gracia de Cristo.
En brazos de la Virgen Madre con el Rosario en el corazón, en los labios y en las manos.



 

Cristo: déjame acercarme, contemplar, adorar tus llagas... y decirte:


No me mueve mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido;
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor; muéveme el verte
Clavado en esa cruz y escarnecido;
Muéveme el ver tu cuerpo tan herido;
Muéveme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, al fin tu amor, y en tal manera
Que, aunque no hubiera cielo, yo te amara
Y, aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera;
Pues, aunque lo que espero, no esperara,
Lo mismo que te quiero te quisiera.




 
       
 



 

 

 

 


      Elaborado por Fr. Carlos Lledó López, O.P.