La Virgen María (22)

La Asunción de Santa María

Autor: Fr. Carlos Lledó López O.P.


 
 



 

MEDITACIÓN

 

LA ASUNCIÓN DE SANTA MARÍA VIRGEN

 

 

LA ASUNCIÓN DE SANTA MARIA VIRGEN


Es Dogma de Fe.


La Asunción de la Virgen María al Cielo en cuerpo y alma es dogma de fe que gozosamente creemos: “...para aumento de la gloria de la misma augusta Madre, y gozo y regocijo de toda la Iglesia, por la autoridad de Nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados Apóstoles Pedro y Pablo y nuestra, proclamamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado: Que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrestre, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial" (Pio XII. Const. Apost. Munificentissimus Deus, 1.11.50).

Lo confirma el Concilio Vaticano II: La Virgen Inmaculada... terminado el decurso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial y fue ensalzada por el Señor como Reina universal con el fin de que se asemejase de forma más plena a su Hijo, Señor de señores y vencedor del pecado y de la muerte (L. G. 59b)


Celebramos a María asunta al Cielo como la gran señal. (Apoc.11,19ª; 12,1-6ª. 10ab).


María es la gran señal de la Alianza progresiva que se inicia en el Antiguo Testamento hasta llegar a la alianza definitiva: el nacimiento de Cristo, de María Virgen, por obra del Espíritu Santo según el designio del Padre y la rúbrica de la sangre en la Pasión. Alianza definitiva, que se realizará plena y anticipadamente en la Asunción de María.

María es la gran señal de la paz que Cristo sellará con su sangre para siempre. Por lo tanto, es señal del triunfo del bien sobre el mal, de la gracia sobre el pecado, de la vida sobre la muerte, de la libertad sobre la esclavi¬tud. María, en su Asunción es la gran señal del triunfo de Cristo que se realizará sobre los redimidos.
 

Celebramos a María asunta al Cielo porque es primicia de los redimidos (Co. 15, 20-26).

La Asunción de María al Cielo en cuerpo y alma, quiere decir que Ella ha participado de los frutos de la muerte, resurrección y ascensión de Cristo, anticipadamente, en cuerpo y alma. Por eso, es primicia de los redimidos.

María, en atención a los méritos de Cristo su Hijo, es redimida de modo excepcional y privilegiado. Por eso, es concebida sin mancha de pecado original, siempre virgen, llena de gracia... Es lógico que Cristo, su Hijo, la lleve al cielo de modo anticipado. Por eso, cumplido el curso de la vida terrestre, María fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial

Celebramos a Maria porque es asunta al Cielo en cuerpo y alma (Lc.1, 39-56)
Honramos a Santa María asunta al Cielo en cuerpo y alma con las palabras de Sta. Isabel: ¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre...Bienaventurada tú que has creído!, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.

Te saludamos María porque has sido especialmente elegida, bendecida y santificada para ser la Madre de Dios, porque te has entregado al plan del Padre sin condiciones, porque Cristo ha premiado tu fidelidad. Por eso, eres asunta al Cielo en cuerpo y alma.


Celebramos el amor de Dios con María.


Con María, damos gracias y bendecimos los designios del Padre, que se han realizado por Cristo en el Espíritu Santo: Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador (Lc.1, 46-56).

Nosotros, hijos de María, estamos alegres por el triunfo pleno de nuestra Madre en la Asunción. El amor misericordioso de Dios ha triunfado sobre la humildad de su esclava. Por eso, reconocemos la grandeza de Dios que ha hecho obras grandes en María que culminan en su Asunción al Cielo en cuerpo y alma.


Invocación mariana.


Santa María de la Asunción: Tú nos invitas a caminar mirando al Cielo. Tiéndenos tu mano para que prendidos del Rosario alcancemos la meta de la santidad y la salvación y lleguemos al Cielo. Santa María de la Asunción: somos totalmente tuyos y todas nuestras cosas tuyas son. A Ti nos confiamos. ¡Sálvanos!

 


 

    


 

 
 


             Autor: Fr. Carlos Lledó López, O.P.