La Virgen María (9)

Mediación Universal

Autor: Fr. Carlos Lledó López O.P.


 
 



 

MEDITACIÓN

 

MEDIACIÓN UNIVERSAL

(L.G.60-62)




CRISTO ES EL ÚNICO MEDIADOR

Así nos lo enseña San Pablo: “Porque uno es Dios, uno también el mediador entre Dios y los hombres, el hombre, Cristo Jesús, que se entregó a sí mismo para redención de todos” (1ª Tim.2, 5-6a).

Cristo es Dios y hombre verdadero. Una Persona divina con dos naturalezas: la humana y la divina, instrumentos unidos de la redención. Por eso, sólo Él puede reparar la dimensión infinita del pecado, ofrecernos el perdón del pecado y la vida sobrenatural de la gracia.


MARÍA PARTICIPA DE LA MEDIACIÓN DE CRISTO

Porque es Madre:

María participa de la mediación de Cristo porque es Madre, portadora del mediador y de la mediación al calor de su corazón por obra del Espíritu Santo.

María es así la Medianera que nos da a Cristo; a la Iglesia, su Cuerpo místico; a los Sacramentos, cauces de aplicación de la redención y ,a su vez, presenta nuestra oración y necesidades a su Hijo.

Ya encontramos el ejercicio de la Mediación de María en la visita a su parienta Isabel, en la presentación en el Templo, en las bodas de Caná, al pie de la Cruz, en Pentecostés… y asunta al Cielo. La Iglesia y los fieles siguen experimentando su mediación y acuden a Ella como los hijos a su madre.

En conclusión, María participa de la Mediación de Cristo de forma subordinada pero en forma del todo singular.
 


 

La Mediación de María perdura.

La mediación de María perdura en el Cielo, no cesa su oficio, porque es la Madre de Dios y una Madre es la mejor recomendación.

María es la omnipotencia suplicante por su proximidad a Dios. Al ser la llena de gracia, su voluntad se identifica con la voluntad divina. Pide lo que es voluntad de Dios y conviene a nuestra salvación. Por eso, su mediación será siempre atendida.

María medianera nos alcanza la conversión, la gracia sobrenatural y la salvación eterna, cuidando de los "hermanos de su Hijo" que peregrinan y se debaten en este mundo.

María medianera acoge también, nuestras oraciones de alabanza, de acción de gracias, de petición y de reparación.

Todo lo recibimos y es acogido a través de María medianera. Si por Ella recibimos la redención, todos los frutos que se derivan la misma, pasan por Ella, por su mediación.


CONCLUSIÓN

La Iglesia “No duda en atribuir a María un tal oficio subordinado, lo experimenta continuamente, y lo recomienda al corazón de los fieles para que apoyados en esta protección materna se unan más íntimamente al Mediador y Salvador” (LG.62).

Acudimos a la Virgen medianera para que nos alcance permanecer fieles a Cristo en la Iglesia. Que María medianera interceda por nosotros, nos auxilie y nos alcance la salvación.

 



    


 

 
 


             Autor: Fr. Carlos Lledó López, O.P.