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La Anunciación
Lectura evangélica.
“El Ángel, entrando en
la presencia de María, le dijo: Alégrate, llena de gracia, el Señor está
contigo... Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por
nombre Jesús. María contestó: Aquí está la esclava del Señor; hágase
en mí según tu palabra” (Cf. Lc. 1, 26-38).
“Y la Palabra se hizo carne, y acampó
entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único
del Padre, lleno de gracia y de verdad” (Cf. Jo. 1, 14-16).
Meditación.
Dios quiere tener una madre para hacerse hombre. La mujer predestinada será
virgen y se llamará María: una morada digna construida por el Espíritu
Santo, capaz de albergar el misterio del Verbo de Dios hecho hombre.
Por eso, será
privilegiada y excepcionalmente redimida, concebida sin pecado original,
llena de gracia, Virgen y Madre, Madre de Dios (Éfeso,431).
Y la Palabra se
hizo carne virginalmente al calor del corazón de María por obra del Espíritu
Santo para habitar entre nosotros y compartir todo lo nuestro menos el
pecado.
Con María,
Madre y Virgen, adoramos el misterio: una Persona divina y dos naturalezas,
Dios con nosotros y para nosotros. ¡Dios! Es el triunfo de la Vida frente a
la muerte, del Bien sobre el Mal, de la Luz sobre las tinieblas.
Nos da el poder de ser hijos de Dios. Todos participamos de la plenitud de
su gracia y podemos ser hijos adoptivos de Dios.
Madre de Dios y
Madre nuestra: enséñanos a decir sí al plan de Dios sobre nosotros, a
entregarnos contigo al Padre en esclavitud de amor. Contigo decimos: “Aquí
está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”.
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Las Oraciones del Rosario
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PADRE NUESTRO:
Rogamos a Dios.
Padre Nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre,
venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el
cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.
* AVE MARÍA:
Repetimos la Salutación del Ángel y Santa Isabel a la Virgen María.
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo;
bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu
vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la
hora de nuestra muerte. Amén.
* GLORIA:
Alabamos a la Santísima Trinidad.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora, y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
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