EL BAUTISMO DEL SEÑOR
Ciclo B

Autor: Fr. Carlos Lledó López O.P.

 

 



MEDITACIONES


 

BAUTISMO DEL SEÑOR

CICLO B

 

         

Con María, celebramos el primer misterio luminoso: el bautismo de Jesús en el Jordán. Se cierra el ciclo navideño.

La liturgia de la Palabra nos presenta el perfil del Redentor en el poema del Siervo de Yavé, la universalidad y el contenido de su misión y la apertura del Nuevo Testamento al presentarse Cristo para ser bautizado por Juan.

Es tiempo propicio para reflexionar sobre nuestra incorporación a Cristo por el sacramento del Bautismo y la dimensión misionera de la redención.

 

PRIMERA LECTURA. Isaías 42, 1-4. 6-7.

El siervo de Yavé.

El Profeta dibuja el perfil del Redentor. El Siervo de Yavé es el elegido desde toda la eternidad, sostenido por el poder de lo alto y ungido por la plenitud del Espíritu Santo. Está destinado a manifestar la voluntad salvífica del Padre con la fuerza del Espíritu Santo.
 

Las cualidades del Siervo.

La humildad: No gritará, no clamará, no voceará por las calles.

La fortaleza: La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará.

La fidelidad: Promoverá fielmente el derecho, no vacilará ni se quebrará hasta implantar el derecho en la tierra.
 

La misión del Siervo.

Manifestar la voluntad salvífica del Padre implantando el amor y la paz, sellando la alianza definitiva con su sangre.

Ser luz de las naciones, abrir los ojos a los ciegos, liberar a los presos y a los que habitan en tinieblas.

 


 

Invocación mariana.

María: Tú eres la mujer humilde por ser la esclava del Señor, la madre de la fortaleza porque permaneciste junto a la Cruz, la virgen fiel porque cumpliste la misión que Dios te confió como esclava en el amor.

Enséñanos a ser humildes, fuertes y constantes en la acogida del querer de Dios sobre nosotros.

 

SEGUNDA LECTURA. Hechos de los Apóstoles 10, 34-38.

Universalidad de la Redención.

Jesucristo es el Siervo de Yavé. Su misión es universal: Dios envió su palabra a los israelitas anunciando la paz que traería Jesucristo, el Señor de todos.

La perícopa que meditamos es la conclusión del discurso de San Pedro que narra la conversión de Cornelio: Está claro que Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea.
 

Contenido de la Redención.

Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo; porque Dios estaba con Él.

El contenido central de la Redención es dar a conocer el misterio del Hijo de Dios. Éste es Dios como el Padre, que se ha hecho hombre por nosotros y por nuestra salvación. Es Jesucristo. Es Dios con nosotros y para nosotros.
 

Aplicación de la Redención.

La aplicación de los frutos de la Redención supone la aceptación del misterio de Cristo que se nos propone: su doctrina contenida en el Evangelio bajo la guía de la Iglesia, y su gracia redentora que se nos aplica por los sacramentos. Y, consecuentemente, el compromiso de vivir según el Evangelio y perseverar en la gracia sobrenatural.
 

Invocación mariana.

Madre de Dios y Madre nuestra: Cristo es el centro y tu razón de ser. Tú lo acoges y te entregas como Madre Virgen, sin condiciones. Enséñanos a acoger a Cristo, a perseverar y a morir en su gracia.

 

TERCERA LECTURA. San Marcos 1, 6b-11.

Se inaugura el Nuevo Testamento.

El Antiguo Testamento se cierra con San Juan Bautista. El Precursor nos orienta hacia Cristo: Detrás de mí viene el que puede más que yo... Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.

Juan prepara a sus fieles con un rito penitencial llamado bautismo de Juan. Tiene como objeto preparar los corazones para la venida del Salvador con la oración y la penitencia.

Jesús se acerca a Juan y le pide ser bautizado. Jesús con este gesto rubrica la misión de Juan, confirma que se ha iniciado el cumplimiento de las profecías, e inaugura el Nuevo Testamento.

 

 

Jesús instituye un nuevo bautismo. Es el bautizo con Espíritu Santo que nos perdona el pecado, nos hace partícipes de la vida divina, hijos adoptivos de Dios y herederos de la gloria.
 

La confirmación de lo alto.

Apenas (Jesús) salió del agua, vio rasgarse el cielo y al Espíritu bajar hacia él como una paloma. Se oyó una voz del cielo: "Tú eres mi Hijo amado, mi preferido".

El Padre habla sobre el Hijo bajo la acción del Espíritu Santo. Se cumple la profecía sobre el Siervo: el Padre sostiene al Hijo sobre el que ha puesto su Espíritu.

Implica una especial revelación del origen divino del Siervo. Es el Hijo amado del Padre en el Espíritu. Su preferido.
 

Invocación mariana.

María: Tú eres la Inmaculada Concepción, por eso no necesitas del Sacramento del Bautismo. Eres cuerpo y alma, privilegiadamente abierta a la gracia de tu Hijo.

Nosotros, sí necesitamos del Bautismo para ser perdonados. Enséñanos cómo acoger al Hijo de Dios, Dios como el Padre, bajo la acción del Espíritu Santo, cómo acoger a Cristo, tu Hijo, en la Iglesia, cómo vivir con responsabilidad el bautismo que nos introduce en la comunión trinitaria por la acción de Cristo.

    
 


       



 

 
 


             Autor: Fr. Carlos Lledó López, O.P.