Domingo 20º del Tiempo Ordinario

- CICLO B -

Autor: Fr. Carlos Lledó López O.P.

 

 

     MEDITACIONES PARA EL AÑO LITÚRGICO

Guía didáctica apropiada para
Sacerdotes, Religiosos y Catequistas.

 



 

VIGÉSIMO DOMINGO – CICLO B
                 
 

Con María, meditamos los misterios de la vida de Cristo. La infancia, la predicación del Reino, la pasión, muerte y resurrección del Señor nos ayudan a profundizar en el conocimiento, amor e imitación de Cristo. Es la clave de la verdadera sabiduría para el cristiano.

 

PRIMERA LECTURA. Libro de los Proverbios .9, 1-6.

Dios es la Sabiduría.

Dios es la Sabiduría eterna e infinita. Todo lo sabe y lo conoce. Lo puede y los trasciende todo en el orden natural y en el orden sobrenatural.
 

Llamados a participar de la sabiduría de Dios.

Seremos llamados a participar de la sabiduría divina en Jesucristo, por la gracia de la redención. La gracia divina nos hará partícipes de la vida de Dios que es la verdadera sabiduría. Seremos sabios porque conoceremos la verdad y el amor y, consecuentemente, podremos obrar sabiamente.



 

El hogar de la Sabiduría.

Dice la Palabra de Dios: La Sabiduría se ha construido su casa; plantando siete columnas; ha preparado el banquete...

El constructor de la Casa de Dios será Jesucristo, Sabiduría del Padre. Esta Casa será la Iglesia, comunidad de los redimidos que participarán de la sabiduría del Padre.

La Iglesia, Casa de Dios, tendrá siete columnas que serán los Sacramentos. Los Sacramentos sostendrán y causarán la participación de la Sabiduría divina en los bautizados.

Habrá una columna central: la Eucaristía, significada en el pan y en el vino: Venid a comer mi pan y el vino que he mezclado... que será el Cuerpo y la Sangre de Cristo.
 

Invocación mariana.

Santa María: Tú eres Madre de la Sabiduría porque eres la Madre de Cristo, Sabiduría del Padre. Tú nos traes la Sabiduría porque concibes virginalmente a Cristo. Danos siempre a Cristo para que participemos de la Sabiduría divina.

 

SEGUNDA LECTURA. Efesios 5, 15-20.

Vivir sabiamente.

Los bautizados hemos de vivir según las exigencias de la Sabiduría divina, esto es, en verdad y amor. O sea, hemos de vivir en coherencia con nuestra fe, apoyados en la esperanza y entregados por el amor.

San Pablo nos invita a reflexionar sobre nuestro estilo de vida: Fijaos bien cómo andáis; no seáis insensatos, sino sensatos. No vivamos aturdidos ni condicionados por el consumismo.

Seamos fieles a la acción del Espíritu Santo: dejaos llenar del Espíritu.. Perseveremos en la oración, alabando al Señor, centrados en la Eucaristía, fortalecidos por el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Celebrad constantemente la Acción de Gracias a Dios Padre, por todos, en nombre de Nuestro Señor Jesucristo, nos recomienda el Apóstol..
 

Invocación mariana.

Santa María: Tú eres modelo de vida según las exigencias de la Sabiduría que inundó tu ser por obra del Espíritu Santo. Concédenos perseverar en la vida de la gracias para vivir sabiamente según el querer de Dios.

 

TERCERA LECTURA. San Juan 6, 51-59.

La Eucaristía, alimento de la Sabiduría.

El alimento de la Sabiduría es la Eucaristía porque es el Cuerpo y la Sangre de Cristo, Sabiduría del Padre. Jesús nos ofrece el alimento del camino, la Eucaristía, para crecer en la Sabiduría divina: Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida, dice el Señor.
 


 

La Eucaristía, fuente de vida eterna.

La Eucaristía es fuente de vida eterna: El que come mi cuerpo y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré en el último día... el que come este pan vivirá para siempre. Ésta es la verdadera Sabiduría: alcanzar la salvación.
 

La Eucaristía, fuente de comunión.

La Eucaristía es fuente de comunión porque causa la presencia de Cristo en nosotros, y nuestra presencia en Cristo: El que come mi carne y bebe mi sangre, habita en mí y yo en él. Consecuentemente, la Sabiduría de Dios habita en nosotros, y nosotros en la Sabiduría. Por lo tanto, no sólo hemos de obrar sabiamente, sino que hemos de ser reflejo de la Sabiduría de Dios.
 

Invocación mariana.

Dios te salve María, Madre de la Sabiduría porque eres Madre de Dios. Tú eres mujer eucarística porque albergaste en tu seno virginal a Cristo, porque tu vida estaba centrada en la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, porque eres Corredentora y Medianera universal.

Enséñanos a saber acoger a Cristo-Eucaristía, a vivir en comunión con Él, a asimilar su vida para ser iconos de la Sabiduría del Padre que nos ha sido dada en Jesucristo.


 








 

 
 


      Elaborado por Fr. Carlos Lledó López, O.P.