Domingo 23º del Tiempo Ordinario

- CICLO B -

Autor: Fr. Carlos Lledó López O.P.

 

 

     MEDITACIONES PARA EL AÑO LITÚRGICO

Guía didáctica apropiada para
Sacerdotes, Religiosos y Catequistas.

 



 

DOMINGO VIGÉSIMO TERCERO – CICLO B
                 
  

Los misterios del Rosario nos ayudan a profundizar en el conocimiento y amor de Cristo con la mirada de María. Ella nos enseña a ver a Cristo como nuestro Salvador, cómo Cristo nos enseña el verdadero amor, cómo Cristo es el Hijo de Dios, Dios como el Padre, que se ha hecho hombre por nosotros y por nuestra salvación.

 

PRIMERA LECTURA. Isaías 35, 4-7ª

Anuncio del Salvador.

Isaías nos ofrece una visión profética. Anuncia a Dios que vendrá. El anuncio es como un rayo de luz en medio de las tinieblas. Es un grito de esperanza y optimismo en medio de la confusión y el pecado.

Dios vendrá en la Persona de Cristo. Será nuestro Salvador. Nos ayudará a salir del pecado y a vencer el mal.
 

Frutos de la venida del Salvador.

El Salvador será nuestra fortaleza frente a la cobardía de corazón. Necesitamos ser fuertes frente a la debilidad de la voluntad para hacer el bien y no pecar. El pecado siempre supone inconstancia y debilidad.

El Salvador nos hará valientes frente al temor a confesar públicamente las exigencias de nuestra fe, libres de respetos humanos.

El Salvador nos curará de la ceguera. Estamos como ciegos para caminar por la senda del recto orden moral.

El Salvador nos abrirá el oído frente a la sordera. Estamos sordos para escuchar la Palabra de Dios. El ruido del mundo y sus exigencias nos ensordecen.

El Salvador nos enseñará a andar porque estamos cojos. Necesitamos recuperar el paso firme y decidido por el camino de la gracia, de los sacramentos... de la salvación.

El Salvador nos enseñará a hablar correctamente porque estamos mudos para rezar, para orar, para dialogar con Dios como hijos con su padre.
 


 

Invocación mariana.

Santa María: Tú eres la Madre del Salvador y por eso, modelo de fidelidad, de fortaleza, de valentía, de entrega... enséñanos como abrir nuestros corazones al Salvado y a la gracia que nos ofrece para caminar con paso decidido y valiente por el camino de la santidad, que es el camino de la salvación.

 

SEGUNDA LECTURA. Santiago 2, 1-5.

La nueva vida de los redimidos se ha de manifestar en la caridad.

Respetando al ser humano, quien quiera que sea. Todas las personas humanas somos iguales. La riqueza y la pobreza, el color de la piel, la religión... no pueden ser causa de tratamiento discriminado a la hora de sentarnos en el banquete de la vida.

Trabajando por la dignidad del ser humano desde el momento de la concepción hasta el final natural de su existencia.

Fomentando los valores naturales y sobrenaturales del espíritu, esto es, de la inteligencia, de la voluntad, del corazón...
 

Invocación mariana.

Santa María, Madre de la Verdad y el Amor porque eres la Madre de Dios. Tú eres Corredentora universal al servicio de todos los hombres sin condicionamiento posible. Enséñanos a respetar, amar y servir a la causa de todo hombre de acuerdo con su dignidad como hijos de Dios.

 

TERCERA LECTURA. San Marcos 7, 31-37.

¿Quién es Jesús?

Jesús confirma el cumplimiento de las profecías. Es el enviado de Dios, Dios como el Padre. Es el Salvador que tenía que venir.
 

El valor de los milagros.

Los milagros confirman la divinidad de Jesucristo. Sólo Dios tiene poder sobre la vida y la muerte, sobre la salud y la enfermedad, sobre los elementos de la naturaleza.

La curación del sordomudo se realiza en este contexto. El milagro se realiza en clima de oración. Jesús impone las manos al sordomudo, mira al cielo y manda con poder: Effetá ( esto es, ábrete). Y al momento se la abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba sin dificultad.
 


 

Ha venido el Salvador.

Nuestro Salvador es Jesucristo. Es Dios con nosotros y para nosotros. Tiene la plenitud de la divinidad y del poder: Es el amor, la misericordia, la fortaleza, la valentía. Tiene poder para devolvernos la vista, el oído, el andar, el hablar. Es el manantial de donde brota el agua para nuestra tierra reseca. Alabemos y bendigamos al Señor.
 

Invocación mariana.

Santa María: eres la Omnipotencia suplicante porque eres la Madre de Dios. Intercede por nosotros para que sepamos acoger a Cristo en nuestras vidas y vivir en íntima comunión con Él.

 



 

 
 


      Elaborado por Fr. Carlos Lledó López, O.P.