CUARESMA - Quinto Domingo - CICLO C - Autor:
Fr. Carlos Lledó López O.P. |
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Guía didáctica apropiada para
QUINTO DOMINGO – CICLO C
PRIMERA LECTURA. Isaías 43, 16-21. Dios abre caminos. El profeta Isaías nos recuerda cómo Dios abre el camino de liberación al pueblo escogido. Abre el mar para liberarlo de la persecución de los egipcios. Le ofrece el alimento del camino: el Maná durante 40 años. Les ofrece agua de la roca de Meribá para calmar la sed... Dios abre el camino de la tierra prometida a través del desierto. El camino del pueblo escogido por el desierto es figura del Nuevo Testamento. Somos peregrinos. Dios nos abre el camino de la salvación en Cristo. Él es nuestra liberación . Con Él, caminamos hacia la Patria definitiva.
Cristo nos ofrece los medios para caminar superando dificultades, sin
desfallecer. Son los Sacramentos, principalmente la reconciliación que
perdona los pecados y la Eucaristía, alimento y bebida del camino.
Invocación mariana. Santa María del camino porque nos has dado a Cristo. Enséñanos a caminar por Cristo, con Él y en Él para gloria del Padre en el amor del Espíritu Santo.
SEGUNDA LECTURA. Filipenses 3, 8-14. El camino es Cristo.
Cristo es el camino del Padre hacia nosotros y nuestro camino hacia el
Padre. Por eso, hemos de empeñarnos en adherirnos cada vez más a Cristo,
creciendo en la fe; en apoyarnos en su palabra por la esperanza; en
entregarnos a Él con el ardor del amor; en imitarlo, ayudados de la
gracia sobrenatural. Sólo Cristo. Sólo nos debe preocupar conocer, amar e imitar a Cristo. Todo lo demás, nos dice San Pablo, lo estimo pérdida, comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo perdí todo, y todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo y existir en él…
Por lo tanto, hemos de lanzarnos en Cristo, olvidando todo lo demás,
corriendo hacia la meta, para ganar el premio, al que Dios desde
arriba llama en Cristo Jesús. Invocación mariana. Santa María, modelo de adhesión total a Cristo, de apoyo incondicional en su palabra, de entrega en esclavitud de amor: enséñanos a buscar sólo a Cristo, a apoyarnos confiadamente en Él, a entregarnos totalmente a las exigencias de su amor.
TERCERA LECTURA. San Juan 8, 1-11. Nuestro caminar en Cristo. Nuestro caminar según Cristo ha de ser en verdad, en sinceridad y coherencia. No como el de los fariseos cuando acusan a la mujer adúltera ante el Maestro.
Los letrados y fariseos no acuden a Cristo con verdad porque buscan
motivos para entregarlo y matarlo. ¿Qué hacer con la mujer adultera?
¿Apedrearla hasta morir? Si Jesús responde que se cumpla la Ley, lo
hubieran acusado ante el pueblo de no practicar el perdón que predicaba.
Si Jesús responde que la perdonen, lo hubieran acusado de ir contra la
Ley.
Pero Jesús los desconcierta escribiendo en el suelo, tal vez los pecados
de los acusadores, y diciéndoles: El que esté sin pecado, que le tire
la primera piedra. Los letrados y fariseos quedaron confundidos y se
fueron retirando avergonzados. Es entonces, cuando Jesús perdona a la
mujer adúltera: si los letrados y fariseos no te condenan, tampoco yo
te condeno. Anda, y en adelante no peques más. Caminemos en sinceridad y coherencia.
El itinerario de la Cuaresma es una invitación a vivir en verdad y
coherencia. Reconozcamos humildemente la verdad de nuestro pecado y
pidamos perdón a Cristo con una confesión sincera. Recuperemos la gracia
santificante y tratemos de vivir las exigencias del Bautismo.
Alimentemos la vida sobrenatural acudiendo a la Eucaristía. Invocación mariana. Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, enséñanos a caminar por Cristo, a purificarnos del pecado por la Confesión, a fortalecernos por la Eucaristía para que seamos cristianos coherentes con la verdad de la fe que profesamos.
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