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Domingo 6º del Tiempo Ordinario - CICLO B - Autor:
Fr. Carlos Lledó López O.P. |
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Guía didáctica
apropiada para
SEXTO
DOMINGO – CICLO
B
La meditación de la Palabra de Dios nos ayuda a profundizar en el sentido del pecado y en la necesidad de la conversión La Virgen María nos invita a rezar el Rosario para obtener la conversión. Es una recomendación maternal a dejar el pecado como lepra del alma que nos separa de Cristo y de nuestros hermanos.
PRIMERA LECTURA. Levítico 13, 1-2. 44-46. La lepra en sentido hebreo. La lepra tenía un sentido genérico. Literalmente: sâra´af. Abarcaba un grupo de enfermedades: una inflamación, una erupción o una mancha en la piel... No se corresponde con el sentido específico actual que tiene la lepra.
Consideraban lepra a toda enfermedad contagiosa. El
enfermo tenía que ser presentado al sacerdote que lo declaraba impuro. El
leproso tenía que vivir solo y aislado: Mientras le dure la lepra,
seguirá impuro y tendrá su morada fuera del campamento. Cuando
recuperaba la salud, tenía que presentarse de nuevo al sacerdote que lo
declaraba sanado y lo reintegraba a la sociedad. La lepra en sentido figurado. La lepra ha sido considerada tradicionalmente imagen del pecado. El pecado mortal separa de la comunión con Cristo. El pecador es un miembro muerto del Cuerpo místico. Para recobrar la comunión ha de presentarse al sacerdote en el tribunal de la penitencia para ser perdonado y recuperar la unión con Cristo por la gracia, esto es, para recobrar la vida sobrenatural.
Invocación mariana.
Madre de Dios y Madre nuestra: Tú eres nuestro
refugio porque somos tus hijos. A ti nos acogemos: líbranos del pecado y
concédenos la gracia de la conversión. Que vivamos siempre unidos a Cristo
tu Hijo en la Iglesia. SEGUNDA LECTURA. Primera Corintios 10, 31-11,1. El comportamiento cristiano.
San Pablo da unas normas de comportamiento
cristiano. La pureza del comportamiento cristiano se expresa en sus
relaciones con Dios y con los hermanos. Normas de comportamiento cristiano. La norma suprema es hacerlo todo para gloria de Dios: Cuando comáis o bebáis o hagáis cualquier cosa, hacedlo todo para gloria de Dios. Por lo tanto, no ser nunca motivo de escándalo.
Consecuentemente, la delicadez de la caridad
fraterna: contentar a los hermanos, buscar su bien, su salvación,
ayudarlos... imitando a Cristo. Dice San Pablo:
Seguid mi ejemplo como yo sigo el de Cristo. Invocación mariana. María: tu vida es toda para gloria de Dios y para colaborar en la obra de nuestra salvación. Enséñanos cómo hacerlo todo por y para Dios y por el bien de nuestros hermanos.
TERCERA LECTURA. El leproso del Evangelio.
Un hombre leproso, legal y socialmente apartado de
la comunidad, se acerca suplicante a Jesús diciendo: Si quieres puedes
limpiarme. Jesús sintiendo lástima, extendió la mano y lo toco
diciendo: Quiero: queda limpio. El leproso quedó inmediatamente
sanado. Jesús le mandó presentarse al sacerdote para cumplir la ley. Nuestra lepra. Nosotros estamos afectados por la lepra, esto es, por el pecado a nivel personal y social. Necesitamos acercarnos suplicantes a Jesús: Tú puedes curarnos, concedernos la gracia de la conversión, darnos un corazón nuevo. Jesús siempre escucha nuestra oración y nos quiere sanar.
Necesitamos presentarnos ante el tribunal de la
penitencia para confesar nuestro pecado y obtener el certificado de que
estamos sanados, de que todo ha sido perdonado. Invocación mariana. Virgen del Rosario, Madre del amor y la misericordia: Tú eres la Omnipotencia suplicante que intercedes por nosotros ante tu Hijo. Alcánzanos el perdón y la gracia para quedar definitivamente sanados, curados, de la lepra del pecado y recuperar la gracia sobrenatural.
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