LOS REYES MAGOS
La Epifanía

Autor: Fr. Carlos Lledó López O.P.

 

 



MEDITACIONES

 

EPIFANÍA - CICLO A

 

 

         La Epifanía es la manifestación del carácter universal de la Redención de Cristo. Todos los hombres son destinatarios de la Redención.

         Significa para nosotros que hemos sido llamados a la fe en Cristo y que hemos recibido el don de la gracia para decir sí a Cristo en la Iglesia.

         Expresa la dimensión misionera de la Iglesia que ofrece el conocimiento y el amor  de Cristo a todos los hombres.


                       

         La Virgen María nos invita a recibir la luz que es  Jesucristo. Salgamos al encuentro de Cristo, meditando los misterios de su vida en el Rosario.

         Con María, damos gracias a Dios por el don de la fe que hemos recibido y nos comprometemos a dar testimonio de Cristo en medio del mundo con espíritu misionero.

 

PRIMERA LECTURA. (Is.60, 1-6).
 

         "¡Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti!".

         La luz es la gloria del Señor. Es el amanecer que anuncia la presencia del Redentor. Como los Magos, hemos de acoger la luz de lo alto y dejarnos guiar por ella con humildad y diligencia.

         La luz del Señor se abre paso entre las tinieblas, la oscuridad y la ceguera del pecado.

         Acoger la luz del Señor causará la unidad de todos los pueblos y reyes. Formaremos una sola familia como hijos de la luz. Experimentaremos la alegría de vernos liberados de la esclavitud del pecado. Descubriremos la paz verdadera como fruto de la unidad. Viviremos como hermanos. Seremos portadores de la luz interior que ilumina las mentes y los corazones...

         Se cumplirá la profecía: "Se postrarán ante ti, Señor, todos los reyes de la tierra". Nosotros nos postramos ante el Señor y le rendimos el tributo de nuestra adoración porque es “Dios con nosotros”.

 

SEGUNDA LECTURA. (Ef.3, 2-3a. 5-6).
 

         "Habéis oído hablar de la distribución de la gracia de Dios que se me ha dado en favor vuestro".

         Es la gracia de dar a conocer el misterio manifestado desde antiguo y que ahora ha sido revelado por el Espíritu Santo. El centro del misterio es el cumplimiento de la "Promesa en Jesucristo". Jesucristo es la promesa de salvación destinada a los judíos, a los gentiles... a todos los hombres. ¡Es Jesucris­to!.

         Cristo es la luz porque Él es "la gloria del Señor" que brilla sobre nosotros y nos penetra; porque Él es la Verdad del Padre que ilumina el camino de nuestra vida. Acoger a Cristo es dejarse penetrar de la luz de lo alto.

         Somos llamados a ser portadores de la luz. Es la dimensión misionera de la Epifanía. Todos los pueblos, razas, ideología, sistemas... están llamados a la luz verdadera, esto es, al conocimiento de Jesucristo. Nosotros somos responsables de la acción misionera con el testimonio de vida, con la ayuda espiritual y material y con la presen­cia en las zonas de misión.

 

TERCERA LECTURA. (Mt.2, 1-12)
 

         El camino de los Reyes Magos es el camino de la esperanza. Apoyados en la moción interior de la luz, salen al encuentro del Niño, de Jesucristo, de Dios.

                   

         Es un camino lleno de dificultades. Herodes trata de impedir el encuentro. Planea eliminar al Niño. El Señor, la estrella, sale de nuevo a su encuentro y los guía hasta el Portal de Belén.

         Nosotros hemos  visto la estrella porque hemos recibido la luz interior de conocimiento y de la gracia de Cristo. Hemos de ponernos en camino hasta el encuentro definitivo con el Señor.

         Nos encontramos con dificultades: la inconstancia de la voluntad, la debilidad ante las ocasiones de pecado, el asedio de las ideologías adversas...

         La Luz de Dios sale de nuevo a nuestro encuentro y nos marca el camino. Cristo, en la Iglesia, nos ofrece los medios para reencontrar el camino verdadero.

         Cristo nos ofrece el sacramento de la Reconciliación que nos libera de la oscuridad del pecado personal; la Eucaristía que nos alimenta y fortalece para el camino; el Catecismo para la recta formación de la conciencia; los Mandamientos que nos marcan el recto comportamiento; la oración perseverante para impetrar los auxilios que necesitamos...

         Los "magos entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodilla lo adoraron".

         Acudamos a Belén con los Magos para encontrarnos con Cristo y hacerle nuestra ofrenda. Ofrecemos el oro de nuestra vida renovada por la gracia; la mirra del sacrificio y de la valentía que exige la vida cristiana; y el incienso, el buen olor del testimonio de nuestra fe.

         Y volvamos a nuestras casas, a la vida diaria, al trabajo, llenos de inmensa alegría. Hemos encontrado a Cristo en los brazos de su Madre, la Virgen María. Lo acogemos en el corazón por el don luminoso de la fe. Es el tercer misterio gozoso del Rosario hecho vida.

              
 


       



 

 

 
 


             Autor: Fr. Carlos Lledó López, O.P.