MEDITACIONES
PARA EL AÑO LITÚRGICO
Guía
didáctica apropiada para
Sacerdotes, Religiosos y Catequistas.
MIÉRCOLES DE CENIZA.
INTRODUCCIÓN A LA CUARESMA.
La Cuaresma es “tiempo fuerte.”
La Cuaresma es “tiempo fuerte” de vida interior que la Iglesia dedica a
prepararse para recordar, dar gracias y vivir los principales misterios
de la Redención: Pasión, muerte y resurrección del Señor. La meditación
de los misterios dolorosos del Rosario nos ayudan en el camino de la
Cuaresma.
Elementos históricos.
La oración y el ayuno de Moisés.
La Cuaresma recuerda los cuarenta días de oración y ayuno que Moisés
pasó en el monte antes de recibir las tablas de la Ley, los
Mandamientos. Igualmente, los cuarenta días de oración y ayuno, postrado
ante Dios, para reparar el pecado de idolatría que el pueblo había
cometido en ausencia de Moisés.
La Cuaresma nos invita al cumplimiento de los Mandamientos, a reparar
nuestros pecados y a postrarnos delante de Dios.
La liberación del pueblo judío.
La Cuaresma recuerda, también, la liberación del pueblo judío de la
esclavitud de los egipcios. Caminaros durante cuarenta años por el
desierto, conducidos por Dios, hacia la patria prometida.
Nosotros somos peregrinos por el desierto de este mundo hacia el Cielo,
nuestra Patria definitiva. Dios nos guía, nos protege y nos conduce.
La Cuaresma de Cristo.
La Cuaresma recuerda, igualmente, los cuarenta días de oración, soledad,
silencio y ayuno que Cristo pasó en el desierto. Somos invitados a
unirnos a Cristo en el desierto, en cuanto sea posible.
Los primeros cristianos.
La Cuaresma recuerda también, las conversiones del paganismo y el
catecumenado o preparación para recibir el Bautismo el día de Pascua.
Igualmente, la reconciliación de los pecadores públicos.
Por eso, nosotros somos invitados a la conversión personal, a pedir por
la conversión de los pecadores y por los que se preparan para recibir el
sacramento del Bautismo el Domingo de Pascua.
Elementos
espirituales.
Revivir la gracia del Bautismo.
La Cuaresma nos invita a revivir la gracia del Bautismo e intensificar
el conocimiento de la Palabra Revelada y del Catecismo de la Iglesia
católica para renovar nuestro comportamiento cristiano.
Tiempo de oración y penitencia.
La Cuaresma es tiempo propicio para pedir la conversión de los pecadores
y del mundo con la oración más intensa y con la penitencia personal y
comunitaria (sentido de las estaciones cuaresmales) También, por las
obras de misericordia, especialmente, la limosna y la comunicación de
bienes.
Tiempo de renovación sacramental.
La Cuaresma es tiempo de “poner al día” nuestra unión-comunión con
Cristo por la vida sacramental, especialmente por los sacramentos de la
Reconciliación y de la Eucaristía.
La doctrina del Concilio Vaticano II (S.C.,107.109-111).
Recordar los misterios pascuales.
La Cuaresma es tiempo de preparación para
el recuerdo, acción de gracias, participación y celebración del momento
efectivo de nuestra redención: Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo.
Es el centro de los Misterios Pascuales.
Revivir la gracia del Bautismo.
La Cuaresma es tiempo para revivir el valor del Bautismo y de sus
exigencias: la vida de la gracia santificante que nos introduce en la
comunión trinitaria, que nos hace hijos adoptivos de Dios, herederos de
la gloria y nos urge a dar testimonio valiente de nuestra fe.
Renovarnos por la conversión y la
gracia.
La Cuaresma es tiempo propicio para sentirnos pecadores y acercarnos al
Sacramento de la Reconciliación que perdona el pecado y fortalece la
voluntad. Es importante acercarnos con frecuencia a la Confesión
personal. Consecuentemente, vivir centrados en la Eucaristía Sacrificio,
Comunión y Tabernáculo, participando en la Sta. Misa, siempre que
podamos, y en ratos de adoración ante el Sagrario.
Tratemos de dedicar algún tiempo a la lectura meditada de la Palabra de
Dios, a oír la predicación y a la oración
como trato íntimo con el Señor.
Recuperemos el sentido del ayuno interior y material en comunión con
Cristo. Esto es, practicar las virtudes cristianas, luchar contra los
vicios y defectos, cumplir el deber, autodominio frente al consumismo,
caridad fraterna, comunicación fraterna de bienes con los pobres y con
los que pasan hambre… renunciar a todo lo que nos aparte de Dios.
La
Cuaresma con María.
La Virgen María nos invita a vivir el tiempo de cuaresma en su Escuela.
Ella nos ofrece el Rosario como libro de texto: recordar, meditar y
contemplar la trayectoria del amor de su Hijo que da su vida por
nosotros. Es la puesta en marcha de la pastoral de la santidad.
María nos recuerda que todos estamos llamados y obligados a ser santos
según el propio estado, esto es, a seguir a Cristo pobre, humilde y
cargado con la cruz para merecer la participación de su gloria (L.G. V,
39, 40b, 42d,e)
Por lo tanto, los seglares han de santicarse en medio del mundo, "la
consecratio mundi", ofreciendo el cumplimiento del deber, las molestias
y sufrimientos, los gozos y alegrías... como hostias espirituales,
aceptables al Padre por Jesucristo en el Espíritu Santo (L.G.34).
Los Institutos seculares, viviendo una verdadera y completa profesión
de los consejos evangélicos en medio del mundo. Son consagrados que
buscan una total entrega de sí mismos a Dios, sobre todo en la caridad
perfecta (P.C. 11).
Los religiosos tratando de vivir como Cristo que por amor lo ofreció
todo al Padre en el amor del Espíritu Santo. Ellos, unidos a Cristo, se
ofrecen al Padre por la salvación de los hermanos según el propio
carisma..."Nadie tiene mayor amor que el que ofrece la vida por Él y por
los hermanos (Jo.15,13; 1ªJo. 3,16).
Los contemplativos renovando su entrega total a Dios en soledad,
silencio, oración constante, penitencia por encima de toda urgencia de
apostolado exterior (P.C.7).
Los sacerdotes tratando de vivir y actuar como Cristo, mortificando en
sí mismos las tendencias de la carne, entregados totalmente al servicio
de los hombres, caminando hacia el varón perfecto (P.O.,12).
La Virgen María nos dice a todos en este tiempo de Cuaresma: “Haced lo
que El os diga (Jo. 2, 5) Y Él es Jesucristo. Tratemos de oír a
Jesucristo y hacer lo que Él nos dice.
|