LA NOCHE DE NAVIDAD
Misa del Gallo

Autor: Fr. Carlos Lledó López O.P.

 

 



MEDITACIONES

 

LA NOCHE DE NAVIDAD

CICLO A

        
 

Meditamos el tercer misterio gozoso del Rosario en la “escuela de María”. Ella nos enseña cómo adorar al Niño recién nacido virginalmente, cómo adorar al Verbo de Dios hecho hombre “por nosotros y por nuestra salvación”.

 

PRIMERA LECTURA  Is.62, 11-12.
 

         Se anuncia la alegría de la salvación. Es como el gozo que experimenta el sembrador al recoger la cosecha, como el vencedor que gana en la lucha y recoge el botín.

         Ésta es nuestra gran alegría: “Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado” que triunfa sobre el enemigo, que nos libera de la esclavitud del pecado.

         Nace humanamente de la estirpe de David, pero es Hijos de Dios que  goza de atributos divinos. Es “Maravilla de Consejero” porque ofrece la solución al pecado de los hombres. Es “Dios guerrero” porque triunfa sobre el enemigo de nuestra salvación. Es “Padre perpetuo” porque nos trae la verdadera vida y la salvación. Es “Príncipe de la paz” porque nos reconcilia con Dios.  Es luz que disipa las tinieblas del mal e ilumina el verdadero camino.

         Abramos el corazón para acoger al Niño que perdona nuestro pecado, que nos ofrece la gracia y la salvación, que nos hace constructores de paz, que nos marca el camino del Cielo.

 

SEGUNDA LECTURA Ti. 2, 11-14
 

         Cristo es el fundamento de la vida cristiana porque causa la gracia “que trae la salvación para todos los hombres”. Nos libera del pecado, nos perdona y nos purifica con su entrega, formando un pueblo nuevo “dedicado a las buenas obras”.

         Somos un pueblo nuevo: el de los redimidos. Por eso, hemos de “renunciar a la vida sin religión y a los deseos mundanos” y llevar “una vida sobria, honrada y religiosa”. Hemos de llevar una vida santa cultivando la gracia de Dios en cualquier estado o profesión. Ésta es la clave de la verdadera alegría.

         La Navidad nos invita a acoger la gracia de Cristo en el alma, a dar testimonio del amor que Dios nos tiene, a entregarnos por la salvación de todos los hombres. El mundo necesita testigos del amor de Dios, esto es, testigos de la verdadera alegría.
 

 

TERCERA LECTURA  Lc. 1, 1-14
 

         Cristo ha nacido en Belén. Vayamos al Portal para adorarlo, para darle gracias, para decirle que lo amamos, para entregarnos a Él.

         San José y la Virgen María suben de Nazaret a Belén, ciudad de David para inscribirse en el censo según el decreto del emperador Augusto.

         En Belén se realiza el prodigio. La Virgen da a luz a su hijo, lo envuelve en pañales y lo acostó en un pobre pesebre “porque no tenían sitio en la posada”. Caemos de rodillas para adorar el misterio. El Niño tan chiquito es el Hijo de Dios que se ha hecho hombre por nosotros, es Dios como el Padre, es “Dios con nosotros”. Adoremos a Dios, a nuestro Redentor, a nuestro Salvador.

         Unos pastores velaban sus rebaños en el campo. Un ángel les anuncia “la Buena Noticia, la gran alegría”: “Os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor”. Las  señales para encontrarlo son: amor, pobreza, sencillez... “Encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre”. Nada de poderío humano.

         El cielo viene en ayuda de nuestra fe y se abre como desbordando alegría: “Una legión del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: “Gloria Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor”.

         Santa María de la Navidad: necesitamos encontrar a Jesús. Haz nuestro corazón semejante al tuyo para que sepamos acoger el misterio. Enséñanos a  permanecer en vela, en oración, para oír mensaje del ángel, vernos envueltos en la luz de Dios, caminar hacia Belén, ver al Niño entre tus brazos y adorarlo.

         Santa María de la Navidad: en la Navidad, experimentamos que Dios nos ama. Por eso, cantamos con los ángeles: “Gloria Dios en el cielo...” y estamos alegres.

 

¡FELIZ NAVIDAD!

      
 


 

     



 

 
 


             Autor: Fr. Carlos Lledó López, O.P.