MEDITACIÓN
EL SAGRADO CORAZÓN
DE JESÚS
PASTOR SOLÍCITO
El Corazón de Jesús nos revela el amor de Dios que en Cristo se hace
búsqueda solícita de las almas alejadas y fortaleza de las próximas. Es
una invitación para abrirnos al amor de Dios manifestado en el Corazón
de Cristo.
El Profeta Ezequiel
(34, 11-16)
El Profeta Ezequiel nos ofrece una bella alegoría. Dios se
presenta como el Pastor que busca a las ovejas siguiendo su rastro.
Busca a las ovejas perdidas, descarriadas, enfermas, heridas… de toda
raza y color, lengua y nación, para librarlas de la oscuridad y del mal.
Dios es, también, el Pastor que busca a las ovejas fuertes para
librarlas del mal y protegerlas.
A las enfermas y extraviadas las sana, las congrega y las trae
al redil. A éstas, y a las sanas, les ofrece pastos abundantes, las hace
recostar y descansar en verdes praderas. “Yo mismo apacentaré a mis
ovejas, yo mismo las haré sestear –oráculo del Seńor Dios-.
La bondad, la compasión, el consuelo, la misericordia… el amor
de Dios se manifiesta en el Corazón de Jesús que busca personalmente a
las ovejas perdidas, que fortalece a las débiles, que las congrega en
el redil, que las alimenta… que da su vida para salvarlas. Podemos decir
que el Corazón de Jesús nos persigue con su amor.
El Apóstol San Pablo
(Rom. 5, 5-11)
San Pablo nos invita a contemplar las pruebas del amor de Dios. Nos ha
dado a su propio Hijo que muere en la Cruz por nosotros pecadores, nos
perdona, nos justifica y nos salva. Nos hace donación del Espíritu Santo
–don del Padre y del Hijo- que derrama el amor de Dios en nuestros
corazones para que podamos amar sobrenaturalmente a Dios y al prójimo.
De esta manera, el Corazón de Jesús nos ama hasta el extremo, hasta dar
la vida por cada uno de nosotros. Si el amor de Dios ha sido derramado
en nuestros corazones, nosotros tenemos que amar como el Corazón de
Jesús nos ama: amar al Padre cumpliendo su voluntad, amar a la Iglesia
para que sea santa, amar a los hombres para que se conviertan y se
salven.
Se trata de configurarnos con los sentimientos del Corazón de Jesús en
nuestro ser y obrar.
San Lucas
(15, 3-7)
El sentimiento principal del Corazón de Jesús es perdonar y
salvar a los pecadores. Es lo que Él trata de expresar en la parábola de
la oveja perdida.
El Corazón de Jesús es como el pastor que tiene cien ovejas y
una se ha perdido. Deja a las noventa y nueva en el lugar seguro y busca
incansablemente a la que se ha perdido hasta que la encuentra. Al
encontrarla, “la carga sobre los hombros, muy contento” y manifiesta su
alegría a los amigos y vecinos: “Felicitadme. He encontrado la oveja que
se me había perdido”
El Corazón de Jesús es ternura y bondad. Busca individualmente
al pecador hasta encontrarlo. Lo carga sobre sus hombros como haciendo
suyo sus pecados. Muere en la Cruz, perdona sus pecados, lo conduce al
redil de la Iglesia y lo salva.
Cada pecador que se deja alcanzar por el amor de Cristo causa
una gran alegría a su Corazón: “Os digo que así también habrá más
alegría en el cielo por un solo pecador que se convierte, que por
noventa y nueve justos que no necesitan convertirse”
Vamos a dejarnos alcanzar por el amor del Corazón de Cristo
para que se alegre en nosotros y se goce el cielo. La alegría del
Corazón de Jesús es nuestra alegría.
El Corazón de María es la Divina Pastora que nos empuja a
dejarnos encontrar por el Corazón de su Hijo que nos busca para que
seamos felices con Él.
|