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MEDITACIÓN
CULTO AL SAGRADO CORAZÓN
DE JESÚS
EL CORAZÓN DE JESÚS
PRESENTACIÓN.
El corazón sigue siendo símbolo de conocimiento y amor mutuo, de
donación y entrega. El Corazón de Jesús es una realidad, y también un
símbolo de amor que pide correspondencia.
A la luz de la fe.
A la luz de la fe, el Corazón de Jesús forma parte de su naturaleza
humana, substanciamente unida a la divina en la realidad de una sola
Persona. Sólo en este contexto tiene valor y sentido la adoración y el
culto al Corazón de Jesús.
El Corazón de Jesús es así, símbolo de todo lo que en Cristo hay de
amor, invitando a profundizar en su conocimiento y a una mayor intimidad
de amor y reparación. Este sería el contenido de una verdadera devoción
al Corazón de Jesús.
Vivir el misterio del amor de Dios.
Ante todo, necesitamos vivir el misterio del Amor de Dios. Tenemos las
claves para ello. “Dios es Amor, y el que vive en el amor, permanece en
Dios y Dios en él” (1Ş Jo. 4, 16) “Si alguno me ama, guardará mi
palabra, y mi Padre le amará y vendremos a él y en él haremos morada” (Jo.
14, 23) “żNo sabéis que sois templos de Dios y que el Espíritu Santo
habita en vosotros?” (1Ş Cor. 3, 16) “No sabéis que vuestro cuerpo es
templo del Espíritu Santo que está en vosotros y habéis recibido de Dios
y que por tanto no os pertenecéis” (1Ş Cor. 6, 19) En una palabra,
necesitamos vivir en estado de gracia santificante para poder
experimentar el amor que Dios nos tiene, simbolizado en el Corazón de su
Hijo y en sus latidos palpitantes.
La Adoración del
Corazón de Jesús.
Adorar al Corazón de Jesús es adorar a la Persona de Cristo, misterio
substancial de unión en el Amor porque el Corazón, parte de la
naturaleza humana, está substancialmente unido a la naturaleza divina en
la realidad de una sola Persona.
Adorar al Corazón de Jesús es entrar en la intimidad de sus sentimientos
por medio de la oración como “trato de amistad”. Entonces descubrimos
por qué nos muestra su Corazón envuelto en fuego, coronado de espinas,
pidiendo AMOR Y REPARACIÓN.
Amar al Corazón de
Jesús.
El Corazón de Jesús simboliza todo el amor que nos tiene y pide
correspondencia, especialmente de los llamados a ser sus amigos. Esto
quiere decir que hemos de dejarnos amar por Él, para poder responder a
su amor. Dejarnos penetrar de los sentimientos de su Corazón que ama,
perdona, alivia, consuela, muere, resucita… porque “Nadie tiene mayor
amor que éste de dar uno la vida por sus amigos” (Jo. 15, 13) Supone
también, que hemos de dar testimonio de los sentimientos del Corazón de
Jesús porque “Yo os he dado ejemplo para que vosotros hagáis también
como yo he hecho” (Jo. 13, 15). O sea, amar a los demás con los
sentimientos del Corazón de Jesús.
El Corazón de Jesús, centro de gravedad.
El Corazón de Jesús simboliza dónde está nuestro centro de gravedad. Por
lo tanto, hemos de ordenar la vida y jerarquizar valores, dando a Dios
lo que es de Dios. Poder respirar en medio de tanto aire enrarecido,
realizando la justa dimensión de las cosas.
El Corazón de Jesús, causa de unidad.
El Corazón de Jesús recuerda a los hombres dónde está el secreto de la
unión porque levantado en lo alto, atrae a todos hacia sí, nos congrega
en la unidad y es causa del amor entre los hombres y de la paz entre los
pueblos.
El Corazón de
Jesús, modelo de virtudes.
El Corazón de Jesús es modelo de virtudes. Nos pide aprendamos de Él y
le imitemos siendo humildes, obedientes, pobres, justos, pacíficos,
amando, perdonando…
El Corazón de Jesús pide reparación.
El Corazón de Jesús pide REPARACIÓN por tanto pecado personal y social.
Dios debe ser amado, y no es amado. Se intenta vivir como si Dios no
existiera. “Reparar es amar por los que no aman, y amar más por las
veces que nosotros hemos amado menos”. Exigencia de reparación
simbolizada por la corona de espinas que circunda su Corazón.
Conclusión.
Que el Inmaculado Corazón de María nos enseńe a responder con nuestra
entrega al amor que su Hijo nos manifiesta en su Corazón y a repara
nuestros pecados. Que Ella nos introduzca en los secretos del Corazón de
Jesús.
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