Permanecer en el Corazón de Jesús

Autor: Fr. Carlos Lledó López O.P.
 

 

 

MEDITACIÓN
 

PERMANECER EN EL CORAZÓN DE JESÚS



EL CORAZÓN DE JESÚS.
PERMANECER EN ÉL



Permanecer en el Corazón de Jesús (1).


Quiere decir que el Corazón de Jesús, por la gracia, permanece en nosotros, y nosotros permanecemos en Él. Hemos de permanecer en Él como los sarmientos en la vid para dar frutos de santidad y apostolado (Cf. Jo.15, 4).

Quiere decir que Cristo, con su Corazón vivo y palpitante, permanece sacramentalmente en nosotros y nosotros en Él cuando comulgamos: “El que come mi cuerpo y bebe mi sangre está en mí y yo en él” ((Jo. 6, 56).

Quiere decir hemos de permanecer en el amor al Corazón de Jesús recibiendo y guardando sus preceptos para que su amor se manifieste en nosotros (Cf. Jo. 14, 21. 23) y podamos dar testimonio de ese mimo amor.


Permanecer en el Corazón de Jesús (2).

Significa más que proximidad o simpatía, más que compańía o simple acompańamiento, más que un conocimiento amigable e íntimo.

Implica ser penetrados en nuestro interior por la gracia de Cristo que nos transforma, como la levadura a la masa (Cf. Mt. 13, 33), que nos cristifica. Y que nosotros podemos vivir en el interior del Corazón de Cristo, al compás de sus sentimientos.

Consecuentemente, podemos permanecer arraigados en el Corazón de Jesús fundados en Él: “Pues como habéis recibido al Seńor Cristo Jesús, andad en Él, arraigado en Él” (Col.2,7).


Permanecer en el Corazón de Jesús (3).

Permanecer en el Corazón de Jesús, exige caminar en Él, andar “arraigados y fundados en Él” (Cf. Col.2, 6), instruidos en su verdad (Cf. Ef. 4, 20-21), para poder crecer en su amor (Cf. Ef.4, 15).

Permanecer en el Corazón de Jesús es ser partícipes de la plenitud de su divinidad (Cf. Col. 2, 9) por la fidelidad al don de la gracia santificante que recibimos en el Bautismo. Es participar en su mismo amor (Cf. Jo. 15, 9).

Permanecer en el Corazón de Jesús es no tener otra vida que la suya (Cf. Gal. 4, 20; Fil. 1,21), vivir para Él (Cf. 2Ş Cor. 5, 15), hablar en Él (2Ş Cor.2,17; 12, 19), hacerlo todo en Él.

Permanecer en el Corazón de Jesús es orar en Él y Él en nosotros, en comunión con los sentimientos de su Corazón. Oramos con sus palabras para que el Padre sea glorificado (Jo.14,13), para que permanezcamos en El (Jo.15,9), para que Dios esté en nosotros y todos seamos uno (Jo.17,21).

Permanecer en el Corazón de Jesús es interceder en su nombre ante el Padre porque
"Cuanto pidierais al Padre en mi nombre, os lo dará. Hasta ahora, no habéis pedido nada en mi nombre; pedid y recibiréis para que sea cumplido vuestro gozo” (Jo. 16, 23b-24).


Conclusión.

La mejor manera de vivir en el Corazón de Jesús es por la consagración personal. Meternos dentro de su Corazón, vivir en Él, ser suyos.

El Corazón de María es la Virgen Madre que vive totalmente en el Corazón de su Hijo. Que Ella nos enseńe a vivir en el Corazón de Jesús, en sintonía con sus sentimientos de amor y reparación. Que Ella nos enseńe a ser apóstoles del Corazón de Jesús para que muchas almas vivan en Él.

 






 

 
 


             Autor: Fr. Carlos Lledó López, O.P.