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LA SANTÍSIMA TRINIDAD Solemnidad Ciclo C
Autor: Fr. Carlos Lledó López O.P. |
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Con la Santísima Virgen contemplamos los misterios de la vida de Cristo en clima de adoración a la Santísima Trinidad. Por eso, concluimos cada misterio diciendo con toda la Iglesia: Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Con María, adoramos a Dios Padre, por medio de Dios Hijo, en el amor del Espíritu Santo.
PRIMERA LECTURA. Libro de los Proverbios, 8, 22-31 Dios es la Sabiduría eterna.
El Libro de los Proverbios pregona las maravillas de la
Sabiduría divina. Dios es la Sabiduría eterna, esto es, anterior al
principio de los tiempos y al comienzo de todas las cosas.
Formada desde siempre, antes de comenzar la tierra. Dios es la Sabiduría creadora.
La Sabiduría de Dios ha hecho todas las cosas: los cielos, la
tierra, los abismos, el mar, las plantas, los animales, la criatura
racional...y se goza con los hijos de los hombres.
Dios es la Sabiduría.
La Sabiduría es el nombre de Dios. Es, el mismo Dios. Por eso,
adoramos el misterio infinito de Dios, adorando la Sabiduría divina que
se manifiesta en la creación. A su vez, la obra de la creación nos
conduce a la adoración del misterio de Dios. Invocación mariana. Santa María, Madre de la Sabiduría porque eres la Madre de Dios, Sabiduría hecha carne al calor de tu corazón por obra del Espíritu Santo. Eres modelo de la adoración del misterio de Dios. Enséñanos a adorar el misterio de Dios y a contemplar su Sabiduría en la obra de la creación.
SEGUNDA LECTURA. Romanos 5, 1-5 La vida sobrenatural La vida sobrenatural es la participación de la naturaleza divina que nos ha sido dada según el plan del Padre, en Jesucristo, por obra del Espíritu Santo. Es nuestra justificación.
Afirma San Pablo: Estamos en paz con Dios, por medio de
Nuestro Señor Jesucristo. Es la vida sobrenatural: el amor de Dios
ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos
ha dado. Por Jesucristo, hemos obtenido con la fe el acceso a esta
gracia en que estamos: y nos gloriamos apoyados en la esperanza de la
gloria de los hijos de Dios. La salvación de los hombres. Dios quiere que todos los hombres se salven, que tengan acceso a la vida sobrenatural.
¡La salvación de los hombres! Es el grito corredentor de la
Iglesia peregrina que, entregada al misterio de Dios, busca el
cumplimiento del plan de salvación, esto es, que la redención de Cristo
llegue a todos los hombres por medio de la predicación.
Cristo sale al encuentro redentor de cada hombre y de cada
mujer. Por deseo expreso del mismo Cristo, dicho encuentro se realiza en
la Iglesia. Cristo realizando la voluntad salvífica del Padre por obra
y gracia del Espíritu Santo, inicia el camino de la redención. La
Iglesia, instituida por Cristo, es, a su vez, el camino de la aplicación
de la redención a los hombres por la fuerza recibida del Espíritu Santo
el día de Pentecostés. Y, el hombre redimido en la Iglesia, guiado por
el Espíritu Santo, es llamado a recorrer el Camino de Cristo, Verdad y
Vida para llegar al Padre. Invocación mariana. Santa María del Camino: Tú nos muestras a Cristo, Sabiduría del Padre. Concédenos que sepamos alcanzar la Sabiduría recorriendo el camino de Cristo en los misterios del Rosario.
TERCERA LECTURA. San Juan 16, 12-15 Necesidad del Espíritu Santo.
Necesitamos del Espíritu Santo para alcanzar la Sabiduría. Dice
Jesús: ...cuando venga Él, el Espíritu de la Verdad, os guiará hasta
la verdad plena. La verdad plena es el mismo Cristo que nos
transmite la vida del Padre y nos comunica el don del Espíritu Santo. Es
la clave de la Sabiduría. Fidelidad al Espíritu Santo. Tratemos de vivir en clima de fidelidad a la presencia y a la acción del Espíritu Santo que hemos recibido en la Bautismo y en la Confirmación.
El Espíritu Santo nos impulsa a crecer en el conocimiento, amor
e imitación de Cristo para vivir como hijos adoptivos del Padre. Es el
núcleo de la vida cristiana y de nuestra santificación que tiene su
origen inmediato en la Iglesia y se realiza en Ella.
Invocación mariana. Madre de Dios, Hija predilecta de Dios Padre, Madre Virgen de Dios Hijo y Esposa fiel de Dios Espíritu Santo. Enséñanos a vivir abiertos al misterio de Dios, a dejarnos inundar de la Sabiduría y a entregarnos a sus exigencias. Que nuestra vida en el tiempo, en la muerte y en la eternidad, sea alabanza y gloria de la Santísima. Trinidad, por medio de María.
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