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MEDITACIÓN
LA ASUNCIÓN DE SANTA MARÍA
VIRGEN
LA ASUNCIÓN DE SANTA MARIA VIRGEN
Es Dogma de Fe.
La Asunción de la Virgen María al Cielo en cuerpo y alma es dogma de fe
que gozosamente creemos: “...para aumento de la gloria de la misma
augusta Madre, y gozo y regocijo de toda la Iglesia, por la autoridad de
Nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados Apóstoles Pedro y Pablo
y nuestra, proclamamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente
revelado: Que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María,
cumplido el curso de su vida terrestre, fue asunta en cuerpo y alma a la
gloria celestial" (Pio XII. Const. Apost. Munificentissimus Deus,
1.11.50).
Lo confirma el Concilio Vaticano II: La Virgen Inmaculada... terminado
el decurso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria
celestial y fue ensalzada por el Señor como Reina universal con el fin
de que se asemejase de forma más plena a su Hijo, Señor de señores y
vencedor del pecado y de la muerte (L. G. 59b)
Celebramos a María asunta al Cielo como la gran señal. (Apoc.11,19ª;
12,1-6ª. 10ab).
María es la gran señal de la Alianza progresiva que se inicia en el
Antiguo Testamento hasta llegar a la alianza definitiva: el nacimiento
de Cristo, de María Virgen, por obra del Espíritu Santo según el
designio del Padre y la rúbrica de la sangre en la Pasión. Alianza
definitiva, que se realizará plena y anticipadamente en la Asunción de
María.
María es la gran señal de la paz que Cristo sellará con su sangre para
siempre. Por lo tanto, es señal del triunfo del bien sobre el mal, de la
gracia sobre el pecado, de la vida sobre la muerte, de la libertad sobre
la esclavi¬tud. María, en su Asunción es la gran señal del triunfo de
Cristo que se realizará sobre los redimidos.
Celebramos a María asunta al Cielo porque es
primicia de los redimidos (Co. 15, 20-26).
La Asunción de María al Cielo en cuerpo y alma, quiere decir que Ella ha
participado de los frutos de la muerte, resurrección y ascensión de
Cristo, anticipadamente, en cuerpo y alma. Por eso, es primicia de los
redimidos.
María, en atención a los méritos de Cristo su Hijo, es redimida de modo
excepcional y privilegiado. Por eso, es concebida sin mancha de pecado
original, siempre virgen, llena de gracia... Es lógico que Cristo, su
Hijo, la lleve al cielo de modo anticipado. Por eso, cumplido el curso
de la vida terrestre, María fue asunta en cuerpo y alma a la gloria
celestial
Celebramos a Maria porque es asunta al Cielo en cuerpo y alma (Lc.1,
39-56)
Honramos a Santa María asunta al Cielo en cuerpo y alma con las palabras
de Sta. Isabel: ¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu
vientre...Bienaventurada tú que has creído!, porque lo que te ha dicho
el Señor se cumplirá.
Te saludamos María porque has sido especialmente elegida, bendecida y
santificada para ser la Madre de Dios, porque te has entregado al plan
del Padre sin condiciones, porque Cristo ha premiado tu fidelidad. Por
eso, eres asunta al Cielo en cuerpo y alma.
Celebramos el amor de Dios con María.
Con María, damos gracias y bendecimos los designios del Padre, que se
han realizado por Cristo en el Espíritu Santo: Proclama mi alma la
grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador (Lc.1,
46-56).
Nosotros, hijos de María, estamos alegres por el triunfo pleno de
nuestra Madre en la Asunción. El amor misericordioso de Dios ha
triunfado sobre la humildad de su esclava. Por eso, reconocemos la
grandeza de Dios que ha hecho obras grandes en María que culminan en su
Asunción al Cielo en cuerpo y alma.
Invocación mariana.
Santa María de la Asunción: Tú nos invitas a caminar mirando al Cielo.
Tiéndenos tu mano para que prendidos del Rosario alcancemos la meta de
la santidad y la salvación y lleguemos al Cielo. Santa María de la
Asunción: somos totalmente tuyos y todas nuestras cosas tuyas son. A Ti
nos confiamos. ¡Sálvanos!
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