1er Misterio Doloroso

LA ORACIÓN DE JESÚS EN EL HUERTO



Rezo del Misterio



Padre Nuestro


Avemaría

Avemaría

Avemaría

Avemaría

Avemaría

Avemaría

Avemaría

Avemaría

Avemaría

Avemaría
 

Gloria


"María,
Madre de Gracia,
Madre de Misericordia, defiéndenos del enemigo y
ampáranos ahora y
en la hora de la muerte"

 


2º MISTERIO DOLOROSO
 



La oración de Jesús en Getsemaní

  

LECTURA EVANGÉLICA

         Jesús se apartó de los discípulos como un tiro de piedra, y,  puesto de rodillas, oraba diciendo: Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. En medio de su angustia oraba con mayor insistencia. (Cf. Lc. 22, 39-42).
        

                              
 

MEDITACIÓN

         Acompañamos a Jesús lleno de angustia y sudando como gruesas gotas de sangre. La persona divina de Jesús deja la parte inferior de su naturaleza humana a merced de la tristeza: Mi alma está triste hasta el punto de morir. Es muy duro lo que pide el Padre a su Hijo para reparar el pecado de la naturaleza humana y, consecuentemente, el pecado personal.

         Jesús responde entregándose a la oración con más intensidad. Es oración especialmente filial y tierna: Abbá, Padre mío, Papá... Es, por lo tanto, oración de abandono filial a la voluntad del Padre: Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa, pero no sea como yo quiero, sino como quieres tú. Y sigue insistiendo: Padre mío, si esta copa no puede pasar sin que yo la beba, hágase tu voluntad. Jesús se pone en brazos de la voluntad salvífica del Padre al precio que sea.

         Jesús pide a sus discípulos y, en ellos, a nosotros, que lo acompañemos.  Igualmente, recomienda oración y vigilancia: ¿No habéis podido velar una hora conmigo? Velad y orad, para que no caigáis en tentación; que el espíritu está pronto, pero la carne es débil.

         Madre y Señora del Rosario: enséñanos cómo acompañar a Cristo en su dolor, cómo entregarnos con Él a la voluntad del Padre, cómo ser hombres y mujeres de oración, cómo permanecer vigilantes para salvaguardar la salvación.

 



Las Oraciones del Rosario


 

 * PADRE NUESTRO:
Rogamos a Dios.

 
Padre Nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre,
venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.
 

* AVE MARÍA:

Repetimos la Salutación del Ángel y Santa Isabel a la Virgen María.

 

Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo;
bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
 

* GLORIA:

Alabamos a la Santísima Trinidad.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora, y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 


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