|
La Flagelación de Cristo
LECTURA EVANGÉLICA
Todos lo
declararon reo de muerte. Algunos se pusieron a escupirle, y tapándole la
cara, lo abofeteaban y le decían: Haz de profeta. Y los criados le
daban bofetadas. Pilato tomó a Jesús y mandó que lo azotaran. (Mc.14, 65; Jo.19,
1)
MEDITACIÓN.
Contemplamos la escena: cómo flagelan
cruelmente a Jesús, cómo desgarran su cuerpo y cae desvanecido en medio de
un charco de sangre... Es de lo más humillante y brutal que podamos
imaginar. Es el precio de nuestra redención. El pecado supone una sobredosis
de placer. La reparación, una sobredosis de dolor reparador.
Se están cumpliendo las Escrituras: No tenía
apariencia ni presencia; (le vimos) y no tenía aspecto que pudiésemos
estimar. Despreciable y desecho de hombres, varón de dolores y sabedor de
dolencias, como uno ante quien se oculta el rostro, despreciado, y no le
tuvimos en cuenta. ¡Y con todo eran nuestras dolencias las que Él llevaba y
nuestros dolores los que soportaba!... Él soportó el castigo que nos trae la
paz, y con sus cardenales hemos sido curados. (Cf. Is. 53)
Señora del Rosario, Madre de nuestro
Redentor, del varón de dolores. Contigo, adoramos a Cristo humillado, Dios
como el Padre, queremos reparar nuestro pecado y el pecado de la humanidad,
queremos decirle a tu Hijo que nos perdone, que lo amamos y deseamos vivir
y morir en su gracia.
Gracias, Madre por tu misión
corredentora. La espada de dolor está penetrando hasta lo más hondo de tu
corazón.
|
Las Oraciones del Rosario
*
PADRE NUESTRO:
Rogamos a Dios.
Padre Nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre,
venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el
cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.
* AVE MARÍA:
Repetimos la Salutación del Ángel y Santa Isabel a la Virgen María.
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo;
bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu
vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la
hora de nuestra muerte. Amén.
* GLORIA:
Alabamos a la Santísima Trinidad.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora, y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
|