|
La Ascensión
LECTURA EVANGÉLICA.
Jesús dijo a sus discípulos: Sabed que yo
estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo. El Señor
Jesús, después de hablarles, ascendió a los cielos y se sentó a la derecha
de Dios. ( Cf. Mt. 28, 20;
Mc. 16, 19).
MEDITACIÓN.
Con la Virgen María, nuestra Madre, meditamos
que Cristo, cumplida la misión que el Padre le había confiado, sube al Cielo
por su propia virtud, porque es Dios.
La Ascensión del Señor alienta nuestra
esperanza. Esperamos ir al Cielo porque Cristo ha subido para prepararnos un
lugar y llevarnos con Él para que dónde yo estoy estéis también vosotros.
(Cf. Jo. 14, 3) La Ascensión del Señor nos invita, por lo tanto, a
vivir mirando hacia lo alto, hacia el Cielo.
La Virgen María, Señora del Rosario,
nos apoya como Madre y como Medianera universal de todas las gracias.
Ella es la primera en seguir a Cristo, de forma
privilegiada, Asunta al Cielo en cuerpo y alma como conviene a la Madre de
Dios. Ella nos dice cómo hemos de comportarnos para participar
definitivamente de los frutos de la Ascensión del Señor a los cielos. Ella
intercede continuamente por los hermanos de su Hijo.
Nos consagramos con el Rosario en el corazón
para grabar los misterios de la vida del Hijo, con el Rosario en los labios
para recitar las mejores oraciones, y con el Rosario en las manos como la
mejor defensa.
|
Las Oraciones del Rosario
*
PADRE NUESTRO:
Rogamos a Dios.
Padre Nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre,
venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el
cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.
* AVE MARÍA:
Repetimos la Salutación del Ángel y Santa Isabel a la Virgen María.
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo;
bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu
vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la
hora de nuestra muerte. Amén.
* GLORIA:
Alabamos a la Santísima Trinidad.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora, y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
|