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Anuncio del Reino
Lectura bíblica.
Jesús se marchó a Galilea a proclamar
el Evangelio de Dios. Decía: se ha cumplido el plazo, está cerca el reino
de Dios; convertios y creed en el Evangelio. (Cf. Mc. 1, 14-15).
Meditación.
Jesús comienza la proclamación del Evangelio de Dios: Se ha
cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios. Esto es, se ha
completado la Ley y los Profetas. La misión de Juan el Bautista cierra el
Antiguo Testamento. Comienza el Nuevo Testamento. Es el tiempo de la
salvación en la sangre redentora de Cristo.
Convertios y creed en el Evangelio.
La conversión es necesaria para recibir el don de la fe en la Persona divina
de Jesucristo, en el Evangelio que predica y en la Iglesia que lo recibe.
Nosotros seguimos necesitando de la conversión para recibir el don de una fe
más intensa en Jesucristo y de una entrega creciente a las exigencias del
Evangelio. Hemos de vivir en tensión de conversión.
La conversión
supone un movimiento bipolar. Primero, propósito decidido de alejamiento del
mal, del pecado y de sus circunstancias. Segundo, orientación decidida hacia
Dios. Entonces, estamos en condiciones de acoger a Cristo y a su Evangelio
en la Iglesia.
Madre de Dios y
Madre nuestra, Señora del Rosario. Necesitamos convertirnos para vivir según
el Evangelio como hijos fieles de la Iglesia. Confiamos en tu presencia
maternal y medianera para obtener las gracias que necesitamos.
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Las Oraciones del Rosario
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PADRE NUESTRO:
Rogamos a Dios.
Padre Nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre,
venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el
cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.
* AVE MARÍA:
Repetimos la Salutación del Ángel y Santa Isabel a la Virgen María.
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo;
bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu
vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la
hora de nuestra muerte. Amén.
* GLORIA:
Alabamos a la Santísima Trinidad.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora, y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
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