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EL ADVIENTO CON MARÍA 4º Domingo de Adviento
Autor: Fr. Carlos Lledó
López O.P. |
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CUARTO DOMINGO DE ADVIENTOCICLO A
Con María meditamos el primer misterio gozoso del Rosario. Ella, Madre y Virgen, es la gran señal. La hora de nuestra redención es inminente. Cristo es concebido por obra del Espíritu Santo.
PRIMERA LECTURA
Is.7 ,10-14.
Acogemos en el corazón el anuncio profético de la concepción y del nacimiento de Jesús. Un niño va a nacer. Será el vencedor del enemigo, del pecado y de la muerte. Una joven virgen concebirá y dará a luz a un niño. Será el “Emmanuel” el Hijo de Dios, “Dios con nosotros”.
El Adviento es camino de fe porque creemos
en el plan salvífico de Dios que sale a nuestro encuentro en Jesucristo,
sirviéndose de María, Virgen y Madre por obra del Espíritu Santo.
El Adviento es camino de esperanza y por eso, de alegría, porque nos apoyamos en la palabra de Dios que no puede fallar. Estamos seguros del cumplimiento de la palabra de Dios. Dios viene para salvarnos.
El Adviento es camino de caridad porque
nos conduce a la Navidad, revelación del amor de Dios por cada hombre y
por cada mujer. Tanto nos ama Dios que nos da su Hijo.
SEGUNDA LECTURA
Rom.1, 1-7 San Pablo nos presenta a Jesucristo, prometido por los Profetas y contenido central del anuncio del Evangelio. Jesucristo es el Hijo de Dios “nacido según lo humano de la estirpe de David” Es Jesucristo nuestro Señor “con pleno poder por su resurrección de la muerte” Adoremos a Jesucristo, Dios como el Padre, “Dios con nosotros” y para nosotros. Por eso, el Adviento es una llamada a “tiempos fuertes” de oración.
San Pablo es el
servidor de Jesucristo con la misión de darlo a conocer a todas las
gentes. Nosotros “llamados por Cristo Jesús” también somos servidores de
Cristo y de su Evangelio. Hemos de ofrecer el conocimiento de Cristo y de
su Evangelio con el testimonio valiente de nuestra vida cristiana en todos
los ambientes.
TERCERA LECTURA
Mt.1, 18-24 San Mateo declara el cumplimiento de la profecía de Isaías. La Virgen María ha concebido y dará a luz por obra del Espíritu Santo: “María esperaba un hijo, por obra del Espíritu Santo”. Es un grito de alegría para la humanidad.
San José no entiende lo que está
sucediendo. Un ángel del Señor le explica el misterio: “...no tengas
reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella
viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre
Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados”. El ángel proclama la
virginidad de María y la divinidad de Jesús y nosotros damos gracias a
Dios por su misericordia con nosotros.
Dios quiere necesitar de San José para que
Jesús entre en el linaje de David, para que tutele legalmente al Niño,
para proteger a la Virgen María. Aprendamos de San José a tutelar la vida
de la gracia en nuestras almas. La clave de la verdadera celebración
navideña es tener a Jesús en el corazón y darlo a conocer por las obra de
caridad.
CONCLUSIÓN. María, Madre y Virgen: haz nuestro corazón semejante al tuyo. Enséñanos a acoger el misterio de Dios en nosotros.
Que nuestra vida sea un sí a
Dios en lo vertical y en lo horizontal siguiendo el ejemplo de María.
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