Las monjas reunidas en el coro, hacen oración
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Actos de culto y fiestas solemnes
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Los actos
tienen lugar todos los días del año con unos horarios muy concretos y según la Regla de cada Orden.
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Se celebra a diario la Eucaristía en la iglesia del Convento y durante el día rezan la Liturgia de las Horas. También se reza el Santo Rosario.
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La vida contemplativa surge por llamada del Señor, dedicándose las monjas de clausura enteramente a la oración y la penitencia, sobre la base de la contemplación.
La jornada se asienta en varios pilares:
- Vida común
(obediencia, castidad y pobreza).
- Observancia regular (la celebración de la Liturgia y la oración privada, el cumplimiento de los votos y el estudio de la verdad sagrada, para cuyo fin ayudan: la clausura, el silencio, el hábito y las obras de penitencia).
- Oración
- Trabajo
La vida de las monjas, lejos de ser una realidad aislada es ante todo una complementariedad maduramente sopesada, tanto del ser como del hacer:
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La monja para hablar con Dios en el silencio, orando ininterrumpidamente, pensar en Él e invocarlo.
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Los sacerdotes, según su Orden y Carisma, evangelizan y llevan la Palabra de Dios y los Sacramentos por todo el mundo en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo.
Estos dos aspectos de la vida dentro de la clausurase fecundan mutuamente por la caridad y la estrecha relación entre sus miembros.
La monja es una mujer que, en el amor, ha hecho de Dios su centro, asumiendo como propios los sufrimientos y alegrías del hombre de hoy, perpetuando en la historia la preocupación de la Iglesia: ¡Dios mío! ¡Qué será de los pecadores!, ¡qué será de tantos hombres y mujeres ahogados en el sin sentido, en la desesperación, en el odio, en el vicio...! ¡tantas personas necesitadas! ¡tantos hombres sin hogar, pan y cariño!...
Ha de ser el existir de la monja una luz en el camino de los hombres, un recuerdo perenne de la existencia de Dios y la alegría del Reino, ¡un testimonio viviente del Resucitado!
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