Oración preparatoria.-
"¡ Oh Madre y clementísima Virgen del Rosario !
Vos que plantásteis en la Iglesia, por medio de vuestro privilegiado
hijo Domingo, el místico árbol del Santo Rosario,
haced que abracemos todos tu santa devoción y gocemos
su verdadero espíritu; de suerte que aquellas místicas
rosas sean en nuestros labios y corazón, por los pecadores
medicina, y por los justos aumento de gracia. Amén".
Consideración del día.-
Pedir aquí con confianza la gracia que se desea obtener con esta Novena.
Intenciones de la Cofradía del Rosario para cada día:
PARA TODOS LOS DÍAS: Por España, Venezuela y Nicaragua. Por los cristianos perseguidos, los refugiados y los emigrantes. Por la paz en Ucrania, en Oriente Medio y en el mundo entero. Por las intenciones pedidas a la Cofradía.
Día 1º : Por el Papa, sus intenciones y por la Iglesia.
Día 2º : Por la conversión de los pecadores y por los no creyentes.
Día 3º : Por la Patria (de cada uno) y los gobernantes.
Día 4º :Por la santidad de los sacerdotes y las almas de vida consagrada.
Día 5º : Por los matrimonios y las familias.
Día 6º : Por los jóvenes y por los frutos de la JMJ.
Día 7º : Por la defensa de la vida y por los cristianos perseguidos.
Día 8º : Por los enfermos, necesitados y afectados por catástrofes.
Día 9º : Por todos los difuntos.
Oración
para cada día.-(Bajar al día correspondiente)
Oraciones finales.-
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Rezar tres Avemarías
y Glorias en reverencia a
las tres prerrogativas de la Santísima Virgen :
Hija de Dios Padre,
Madre de Dios Hijo y
Esposa de Dios Espíritu Santo ---.
ORACIÓN: "¡ Oh Santísima Virgen, Madre de Dios, dulce refugio y consuelo piadoso de todos los afligidos ! Por aquella confianza y autoridad de Madre con que podéis presentar nuestros ruegos al que es árbitro soberano de nuestro bien, empeñad una y otra en favor nuestro. Conseguidnos el reformar con el Santo Rosario nuestras vidas, estudiando en tan dulce libro la fiel imitación de vuestro Hijo Jesús, hasta que podamos adorarlo y amarlo por todos los siglos de los siglos. Amén".
¡Dios te salve! Se llena de gozo mi corazón al decir el "Ave Maria", para acompañar el gozo que llenó vuestro espíritu al escuchar de boca del Ángel, alegrándome de la elección que de Vos hizo el Omnipotente para darnos al Señor. Amén.
¡María, nombre santo! Dignaos, amabilísima Madre, sellar con vuestro nombre el memorial de las súplicas nuestras, dándonos el consuelo de que lo atienda benignamente vuestro Hijo Jesús, para que alcancemos aburrimiento grande a todas las vanidades del mundo, firme afición a la virtud, y ansias continuas de nuestra eterna salvación. Amén.
"Oh María, sagrario riquísimo en que descansó corporalmente la plenitud de la Divinidad: a vuestros pies se presenta desnuda mi pobre alma, pidiendo la gracia y amor de Dios, con el que fuísteis enriquecida, haciéndote llena de virtud, llena de santidad, y llena de gracia. Amén.
"El Señor es contigo". ¡Oh, Santísima Virgen! Aquel inmenso Señor, que por su esencia se halla con todas las cosas, está en Vos y con Vos por modo muy superior. Madre mía venga por Vos a nosotros. Pero ¿cómo ha de venir a un corazón de tan poca limpieza, aquel Señor, que para hacernos habitación suya, quiso con tal prodigio, que no se perdiese, siendo Madre, vuestra virginidad? ¡Oh! muera en nosotros toda impureza para que habite en nuestra alma el Señor. Amén.
"Bendita Tú eres entre todas las mujeres". Vos sois la gloria de Jerusalén: Vos la alegría de Israel: Vos el honor del pueblo santo de Dios. Obtenga por vuestra intercesión nuestro espíritu la más viva fe, para considerar y adorar con vuestro santo Rosario las misericordias que en Vos y por Vos hizo el Hijo de Dios. Amén.
"Bendito es el fruto de tu vientre, Jesús". Lloro, oh Madre mía, mis pecados, que quisieron hacer morir en la cruz a vuestro Hijo. Sea el fruto de mi oración que no termine nunca de llorarlos, hasta poder bendecir eternamente aquel purísimo fruto de vuestro vientre. Amén.
"Santa María, Madre de Dios".
No permitáis se pierda mi alma comprada con el inestimable
precio de la sangre de Jesús. Dadme un corazón
digno de Vos, para que amando el recogimiento, sean mis delicias
obsequiaros con el santo Rosario, adorando con él a vuestro
Hijo, por lo mucho que hizo para nuestra redención, y
por lo que os ensalzó, haciéndote Madre suya.
Amén.
"Ruega por nosotros pecadores". ¡Madre de piedad! A Vos sólo dijo aquel Rey soberano de la gloria: Vos sois mi Madre. Alcanzadme humildad y plena confianza, dispuesto de este modo, con el auxilio de Dios, a recibir los favores de la Divina misericordia, por los méritos de vuestro Hijo y Redentor nuestro. Amén.
"Ahora, y en la hora de nuestra muerte", estamos siempre expuestos a perder la gracia de Dios. Haced que no se aparte de mi memoria al último momento de la vida, que habrá de ser decisivo de mi eterna suerte. ¡Oh Madre de piedad! concededme el consuelo de morir bajo la vuestra protección y en el amor de mi Jesús. Amén.
La Iglesia celebra la advocación de Nuestra Señora
del Rosario el 7 de octubre. Su fiesta fue instituida por San
Pío V en agradecimiento a la Virgen por su ayuda en la
victoria sobre los turcos en Lepanto. En 1716 Clemente XI extendió
esta fiesta a toda la Iglesia. León XIII acrecentó
su importancia litúrgica con la publicación de
nueve encíclicas dedicadas al Rosario.
El Beato Juan Pablo II, que consideraba esta
oración como su predilecta, redactó la CARTA APOSTÓLICA
"El Rosario de la Virgen María", donde, además
de recomendar esta devoción y explicar el mejor modo
de rezar el Santo Rosario, incorporó los misterios luminosos.