Todos conservamos siempre vivo el recuerdo de nuestros seres
queridos que se nos han adelantado para ir a la casa del Padre.
La Iglesia Militante (los que estamos aquí en la tierra), a través de la oración y la Santa
Misa de sufragio, nos permite vivir unidos espiritualmente a
ellos por la Comunión de los Santos, y renueva en nosotros la certeza de que nuestra vida
no termina en este mundo.
La tradición de rezar por los muertos se remonta a los
primeros tiempos del cristianismo, cuando ya se honraba su
recuerdo y se ofrecían oraciones y sacrificios por ellos.
De aquí viene la piadosa costumbre de ofrecer sufragios
por las almas del Purgatorio (la Iglesia Purgante), que son una súplica insistente
a Dios para que tenga misericordia de los fieles difuntos, los
purifique con el fuego de su caridad y los introduzca en el
Reino de la Luz y de la Vida.
NO SÓLO POR MORIR EN GRACIA DE DIOS SE VA AL CIELO DIRECTAMENTE, aunque haya numerosos casos de santos en que sí, muchos difuntos han de purgar y lavar su alma antes de poder entrar a gozar de Dios en la Gloria. No obstante, hay bastantes cristianos que no lo piensan así, y una vez celebrado el funeral por un familiar o amigo, dan por hecho que sus allegados fallecidos ya están en el Cielo y no se preocupan de seguir orando por ellos. Sin embargo, a estos hermanos los alivian mucho las buenas obras y las oraciones ofrecidas por ellos.
Cuando una persona muere, ya no es capaz de merecer nada para
ganar el Cielo; sin embargo, los vivos sí podemos ofrecer
nuestras obras para que el difunto alcance pronto la Patria Celestial.
Con las buenas obras (misas, oraciones, limosnas, sacrificios, caridad, etc.) se puede ayudar a los
seres queridos a conseguir la purificación
de sus pecados para limpiar sus vestiduras completamente y entrar a participar de la gloria de Dios (la Iglesia triunfante).
A estas oraciones se les llama sufragios. El mejor sufragio
es ofrecer la Santa Misa por los difuntos.
VÍDEO EXPLICATIVO SOBRE EL PURGATORIO
Debido a las numerosas actividades de la vida diaria, las personas muchas veces no tienen tiempo ni de atender a los que viven con ellos, y es muy fácil que se olviden de lo provechoso que es la oración por los fieles difuntos. Debido a esto, la Iglesia ha querido instituir un día, el 2 de noviembre, que se dedique especialmente a la oración por aquellas almas que han dejado la tierra y aún no han alcanzado el Cielo. Para aumentar las ventajas de esta fiesta litúrgica, la Iglesia ha establecido que si nos confesamos, comulgamos y rezamos por las intenciones del Papa entre el 1 y el 8 de noviembre, “podemos ayudarles obteniendo para ellos indulgencias, de manera que se vean libres de las penas temporales debidas por sus pecados”.
La Iglesia ha establecido la INDULGENCIA (PLENARIA O PARCIAL), que podemos obtener con determinadas condiciones, con ellas ayudamos a las ánimas del Purgatorio para que se vean libres de las penas temporales que deben a la Justicia Divina por sus pecados (ya perdonados, pero que dejan una cicatriz) y alcancen antes la Patria Celestial.
Nuestra oración por los muertos puede no solamente ayudarles, sino también hacer eficaz su intercesión a nuestro favor. Los bienaventurados que ya están en el Cielo interceden por los que estamos en la tierra, para que obtengamos la gracia de ser fieles a Dios y alcancemos la vida eterna.
San Nicolás de Tolentino, abogado de las almas del Purgatorio
"Debemos ayudar a los que se hallan en el Purgatorio. Demasiado insensible seria quien no auxiliara a un ser querido encarcelado en la tierra; mas insensible es el que no auxilia a un amigo que está en el Purgatorio, pues no hay comparación entre las penas de este mundo
y las de allí". (Santo Tomás, Sobre el Credo, 5, 1. c., p. 73)
Confesión sacramental (en un plazo de dos semanas),
Comunión (también en un plazo de dos semanas, mejor el mismo día),
Oración por las
intenciones del Papa,
Rechazo y desafecto a todo pecado, incluso venial.
La Confesión ha de ser Sacramental y personal. Con una sola confesión se pueden ganar varias indulgencias plenarias en días sucesivos; la confesión puede hacerse unos días antes o después de realizar la obra prescrita.
La Comunión
ha de ser también Sacramental. Con cada Comunión
Eucarística se puede ganar únicamente una indulgencia
plenaria.
La oración
por las intenciones del Papa ha de hacerse por cada indulgencia
que se pretenda recibir; este requisito se cumple plenamente
recitando un Padrenuestro y una Avemaría, o cualquier
otra oración, ofrecidos por las intenciones del Papa.
Excluir todo afecto al pecado, incluso venial. No basta el estado de gracia y tener el corazón contrito. Se requiere también la detestación interior de todo pecado y el firme propósito de esforzarse por no cometerlos de nuevo.
La indulgencia plenaria
se puede ganar todos los días, pero solamente una vez
al día, con excepción del caso "in articulo
mortis", es decir cuando un fiel está en peligro de
muerte, aunque ese día haya ganado ya otra.
Todos los fieles
que estén en peligro de muerte podrán ganar
indulgencia plenaria si cumplen con los siguientes requisitos:
Tener intención
de ganar la indulgencia.
Excluir todo afecto
al pecado, incluso venial.
Que durante su
vida hayan rezado habitualmente alguna oración.
Obras prescritas para obtener indulgencias plenarias
Todos los días:
Adoración del Santísimo Sacramento durante media hora por lo menos.
Lectura de la Sagrada Escritura a modo de lectura espiritual durante por lo menos media hora.
Ejercicio del Vía Crucis, ante las estaciones legítimamente erigidas, representadas por cuadros e imágenes.
Rezo del Santo Rosario: al menos cinco decenas sin interrupción, meditando los misterios correspondientes; en comunidad o en familia.
En días y ocasiones determinados:
Recepción devota, aun por radio o televisión, de la Bendición Urbi et Orbi, impartida por el Papa o por el Obispo.
Participación devota en la Adoración de la Cruz, durante la solemne acción litúrgica del Viernes Santo.
Asistencia a Ejercicios Espirituales al menos durante 3 días completos.
Visita a alguna de las cuatro Basílicas patriarcales en Roma, recitando un Padrenuestro y un Credo.
Primera recepción de la Comunión, o asistencia a la Primera Comunión de otros.
Celebración de la Primera Misa pública. Indulgencia para el Celebrante y para los fieles que asisten a esa Misa.
En casos especiales, con disposiciones especiales, como los Jubileos.
Modo de ganar indulgencias parciales
Para ganar indulgencias parciales, se requiere:
Tener un corazón contrito y llevar a cabo la obra prescrita.
La indulgencia parcial se puede ganar muchas veces en el mismo día, salvo indicación de lo contrario.
Algunas obras prescritas para la concesión de indulgencias parciales son:
Cumplir las tareas diarias y soportar las dificultades de la vida, levantando el corazón a Dios con humildad y confianza y añadiendo, aunque sea mentalmente, alguna invocación piadosa, como una jaculatoria.
Trabajar y/o entregar algún bien, con espíritu de fe y con ánimo misericordioso, para servir a los hermanos que están en necesidad.
Con espíritu de penitencia, abtenerse espontáneamente de alguna cosa lícita que le agrade.
La Iglesia recomienda la oración en favor de los difuntos y también las limosnas, las indulgencias y las obras de penitencia para ayudarlos a hacer más corto el periodo de purificación y puedan llegar a ver a Dios. "No dudemos, pues, en socorrer a los que han partido y en ofrecer nuestras plegarias por ellos".
Fecha de Actualización:
2 November, 2022
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